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desarrollado el 25/5 en evento de la aaas en el galvez...
Una vez en un concierto de los Redonditos de Ricota en la cancha de Huracán allá por el año 1993, y antes de que los artistas salgan al escenario, los muchachos de la popular se habían exaltado y habían empezado a romper y revolear todo lo que se les cruzaba a su paso. Cundió el pánico entre los organizadores al ver esa especie de pogo sin música ( no sonaba jijiji…) en el que volaba todo tipo de objetos y peligraba la estructura de equipos de sonido e iluminación y demás elementos que harían posible la realización del evento, además claro de los huesos de los presentes.
El pleno pánico y barajando como opción suspender del acto, el encargado del sonido ( dueño también de los equipos) le pregunto a la negra Poli, histórica mánager del grupo, que iban a hacer…”Tomá pone esto” le dijo escueta. El sonidista tomó un CD y lo activó sin preguntar. Inmediatamente comenzó a sonar Tchaikovski en el Tomás Ducó y en pocos minutos las fieras calmaron su ira como por arte de magia ( o por la magia del arte del compositor). El resultado fue que el recital de desarrolló en orden, usando este vocablo de manera relativa a este tipo de mitines aclaremos, y que durante las casi tres horas de audición, el publico solo se dedicó a escuchar la performance de los artistas.
Recordando esta anécdota y evocando la furia de las bestias ricoteras, aquí me encuentro como un paranóico neo abstemio y montado en un ataque de ataxia temblorosa recurriendo a la misma música para comenzar a escribir acerca del auto que les vamos a presentar.
Nos propusimos en RETROVISIONES que esta fuera la semana de la dulzura, por consiguiente no buscaremos nuevos conflictos donde no los haya, no intentaremos hacer artículos incendiarios ni increparemos a nadie, actividad esta que deja como saldo solo bajas y enormes pérdidas afectivas en nuestro Staff.
Hecha esta breve introducción, yo me pregunto…
¿Cómo se puede sentir el dueño de un clásico que pagó su inscripción lavó el auto, lo preparó, se levantó temprano ilusionado en pasar un día entre amigos y lindos fierros cuando le estacionan al lado de su querida mascota esta aberración genética disfrazada de automóvil?
Ah…. Y para los más rebeldes,
¡Tiene gas!
Vaya de todas maneras este mensaje a nuestros lectores entre los cuales seguramente además de entusiastas hay dirigentes y miembros de comisiones directivas de varios clubes, para entre todos intentar preservar el espíritu de nuestras reuniones, primero felicitando a la organización por la experiencia vivida, aunque sin dejar pasar por alto estos detalles que a menudo ocupan más espacio en la memoria de los participantes que muchas de las cosas buenas que tiene un evento de este tipo.
Una vez en un concierto de los Redonditos de Ricota en la cancha de Huracán allá por el año 1993, y antes de que los artistas salgan al escenario, los muchachos de la popular se habían exaltado y habían empezado a romper y revolear todo lo que se les cruzaba a su paso. Cundió el pánico entre los organizadores al ver esa especie de pogo sin música ( no sonaba jijiji…) en el que volaba todo tipo de objetos y peligraba la estructura de equipos de sonido e iluminación y demás elementos que harían posible la realización del evento, además claro de los huesos de los presentes.
El pleno pánico y barajando como opción suspender del acto, el encargado del sonido ( dueño también de los equipos) le pregunto a la negra Poli, histórica mánager del grupo, que iban a hacer…”Tomá pone esto” le dijo escueta. El sonidista tomó un CD y lo activó sin preguntar. Inmediatamente comenzó a sonar Tchaikovski en el Tomás Ducó y en pocos minutos las fieras calmaron su ira como por arte de magia ( o por la magia del arte del compositor). El resultado fue que el recital de desarrolló en orden, usando este vocablo de manera relativa a este tipo de mitines aclaremos, y que durante las casi tres horas de audición, el publico solo se dedicó a escuchar la performance de los artistas.
Recordando esta anécdota y evocando la furia de las bestias ricoteras, aquí me encuentro como un paranóico neo abstemio y montado en un ataque de ataxia temblorosa recurriendo a la misma música para comenzar a escribir acerca del auto que les vamos a presentar.
Nos propusimos en RETROVISIONES que esta fuera la semana de la dulzura, por consiguiente no buscaremos nuevos conflictos donde no los haya, no intentaremos hacer artículos incendiarios ni increparemos a nadie, actividad esta que deja como saldo solo bajas y enormes pérdidas afectivas en nuestro Staff.
Hecha esta breve introducción, yo me pregunto…
¿Cómo se puede sentir el dueño de un clásico que pagó su inscripción lavó el auto, lo preparó, se levantó temprano ilusionado en pasar un día entre amigos y lindos fierros cuando le estacionan al lado de su querida mascota esta aberración genética disfrazada de automóvil?
Ah…. Y para los más rebeldes,
¡Tiene gas!
Vaya de todas maneras este mensaje a nuestros lectores entre los cuales seguramente además de entusiastas hay dirigentes y miembros de comisiones directivas de varios clubes, para entre todos intentar preservar el espíritu de nuestras reuniones, primero felicitando a la organización por la experiencia vivida, aunque sin dejar pasar por alto estos detalles que a menudo ocupan más espacio en la memoria de los participantes que muchas de las cosas buenas que tiene un evento de este tipo.
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