El taller mecánico de Julio Mendieta se especializa en mecánica para todo tipo de vehículos. Al menos, así reza el ostentoso letrero que pintaron en su frente. Julio Mendieta sabe que los tiempos cambiaron. Ahora la mecánica tiene mucho que ver con la electrónica. Lo que no le preocupa demasiado es saber que el debe actualizarse.
Su taller aún exhibe un almanaque de 1970 con Gachy Fernández en biquini, todo lleno de grasa; se ilumina con un foco de 75w, y algunas fotos de un Torino 380w pueblan las paredes. Con las herramientas hace lo que pueda. Mendieta acepta vehículos de todo tipo, y lo suyo es intuición pura.
Recibe personalmente a los clientes a la entrada y se apresura en dar un diagnóstico impreciso aunque tranquilizador para quien confía en su sapiencia como mecánico: - Es el ignitor de la bulba de combustible… ese ruidito es típico en esta marca. Déjemelo y búsquemelo a última hora… (Ese posesivo da cuenta de que hora el auto esta bajo su responsabilidad).
El eventual cliente respira aliviado sin saber que su auto no tiene nada que se parezca a un “ignitor” y mucho menos, a una “bulba de combustible”. Tampoco sospechará que Mendieta atará con alambre una pieza que, por un desgaste natural, empezó a hacer ruido. Luego de esto, limpiara el motor con nafta extraída con métodos pocos ortodoxos de su propio auto y con este “sofisticado tratamiento “, postergará el problema al menos en dos meses. Por supuesto, si el cliente llega al taller al cabo de esos dos meses con el mismo ruido, esta vez será el inyector de la caja. Esta sentencia sonará por supuesto muy preocupante, ya que el presupuesto de arreglo esta vez resultará mucho más costoso.
- Ya no los hacen como antes – reclamará Mendieta – y el cliente deberá resignarse.
- Voy a ver si consigo una de recambio- le informará con animo de “ salvarle la vida” -.
Lo que nunca le dirá es que puso la de recambio y se la cobró como nueva.
Para alejar cualquier sospecha sobre su persona y cuidar su “impecable” reputación de avezado mecánico, Mendieta se preocupa en poner los repuestos reemplazados en el baúl de cada auto, como prueba irrefutable de su honesto accionar. Lo que poca gente sabe es que esos repuestos que Mendieta muestra a sus clientes provienen del corralón de Cacho, su cuñado, quien los descarta en el taller de Mendieta por falta de espacio.
Durante mucho tiempo, Mendieta contó con la ayuda de Rolo, su sobrino, quien pudo estudiar ingeniería mecánica gracias a los esfuerzos del tío Julio. Ahora cuestiona todo lo que hace Mendieta y pretende modernizar el taller, situación que no se ve con buenos ojos.
- Mecánicos éramos los de antes – suspira Mendieta mientras mira con nostalgia el almanaque con la foto de Gachy Fernández que, al igual que el retrato de Dorian Gray, lo mantiene en vigencia-.
Gentileza editorial Vergara / Extraído del libro "Chanta argentino" de Mario Kostzer.
Hay hay una historia :P
Su taller aún exhibe un almanaque de 1970 con Gachy Fernández en biquini, todo lleno de grasa; se ilumina con un foco de 75w, y algunas fotos de un Torino 380w pueblan las paredes. Con las herramientas hace lo que pueda. Mendieta acepta vehículos de todo tipo, y lo suyo es intuición pura.
Recibe personalmente a los clientes a la entrada y se apresura en dar un diagnóstico impreciso aunque tranquilizador para quien confía en su sapiencia como mecánico: - Es el ignitor de la bulba de combustible… ese ruidito es típico en esta marca. Déjemelo y búsquemelo a última hora… (Ese posesivo da cuenta de que hora el auto esta bajo su responsabilidad).
El eventual cliente respira aliviado sin saber que su auto no tiene nada que se parezca a un “ignitor” y mucho menos, a una “bulba de combustible”. Tampoco sospechará que Mendieta atará con alambre una pieza que, por un desgaste natural, empezó a hacer ruido. Luego de esto, limpiara el motor con nafta extraída con métodos pocos ortodoxos de su propio auto y con este “sofisticado tratamiento “, postergará el problema al menos en dos meses. Por supuesto, si el cliente llega al taller al cabo de esos dos meses con el mismo ruido, esta vez será el inyector de la caja. Esta sentencia sonará por supuesto muy preocupante, ya que el presupuesto de arreglo esta vez resultará mucho más costoso.
- Ya no los hacen como antes – reclamará Mendieta – y el cliente deberá resignarse.
- Voy a ver si consigo una de recambio- le informará con animo de “ salvarle la vida” -.
Lo que nunca le dirá es que puso la de recambio y se la cobró como nueva.
Para alejar cualquier sospecha sobre su persona y cuidar su “impecable” reputación de avezado mecánico, Mendieta se preocupa en poner los repuestos reemplazados en el baúl de cada auto, como prueba irrefutable de su honesto accionar. Lo que poca gente sabe es que esos repuestos que Mendieta muestra a sus clientes provienen del corralón de Cacho, su cuñado, quien los descarta en el taller de Mendieta por falta de espacio.
Durante mucho tiempo, Mendieta contó con la ayuda de Rolo, su sobrino, quien pudo estudiar ingeniería mecánica gracias a los esfuerzos del tío Julio. Ahora cuestiona todo lo que hace Mendieta y pretende modernizar el taller, situación que no se ve con buenos ojos.
- Mecánicos éramos los de antes – suspira Mendieta mientras mira con nostalgia el almanaque con la foto de Gachy Fernández que, al igual que el retrato de Dorian Gray, lo mantiene en vigencia-.
Gentileza editorial Vergara / Extraído del libro "Chanta argentino" de Mario Kostzer.
Hay hay una historia :P
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