N.O.S
El óxido nitroso es un gas formado por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno. Durante el proceso de combustión en el motor, al llegar a determinada temperatura (alrededor de unos 300 grados), este óxido se divide y libera el oxígeno, con lo que se quema más combustible y se aumenta la potencia. Por su parte, el nitrógeno reduce la temperatura y ayuda a que el proceso de combustión se haga de forma correcta.
La utilización de este elemento no es ningún juego, ya que en caso de sobrepasar los límites de seguridad se pueden provocar graves daños en el motor y provocar su deterioro prematuro. Es por ello que el conductor debe utilizar sólo esta sustancia en momentos puntuales y jamás abusar de este plus de potencia, que puede llegar a rondar los 50 caballos adicionales. En este sentido, es recomendable guardar un tiempo de espera de unos 20 segundos entre aceleración y aceleración para permitir que el motor recupere su mezcla de combustible normal.
Además, la utilización de este elemento debe realizarse únicamente con marchas largas (cuarta o quinta) y cuando se superan las 3.000 revoluciones, ya que hacerlo cuando el motor se encuentra a bajo rendimiento puede llegar a ocasionar su rotura. Por otra parte, cabe subrayar que aunque la utilización de esta sustancia no debería implicar ningún perjuicio para la mecánica del automóvil, más que el lógico desgaste extra que se produce durante su uso, en un motor que está ya muy “cansado” sí pueden llegar a producirse efectos no deseados en cuanto a su deterioro.
En cuanto al sistema, lo más habitual es que la instalación de un equipo de óxido nitroso se haga sin realizar ninguna modificación en el motor montado de serie en el vehículo. Sin embargo, estos cambios sí son necesarios si se quieren obtener todavía mayores aumentos de potencia.
N.O.S
El óxido nitroso es un gas formado por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno. Durante el proceso de combustión en el motor, al llegar a determinada temperatura (alrededor de unos 300 grados), este óxido se divide y libera el oxígeno, con lo que se quema más combustible y se aumenta la potencia. Por su parte, el nitrógeno reduce la temperatura y ayuda a que el proceso de combustión se haga de forma correcta.
La utilización de este elemento no es ningún juego, ya que en caso de sobrepasar los límites de seguridad se pueden provocar graves daños en el motor y provocar su deterioro prematuro. Es por ello que el conductor debe utilizar sólo esta sustancia en momentos puntuales y jamás abusar de este plus de potencia, que puede llegar a rondar los 50 caballos adicionales. En este sentido, es recomendable guardar un tiempo de espera de unos 20 segundos entre aceleración y aceleración para permitir que el motor recupere su mezcla de combustible normal.
Además, la utilización de este elemento debe realizarse únicamente con marchas largas (cuarta o quinta) y cuando se superan las 3.000 revoluciones, ya que hacerlo cuando el motor se encuentra a bajo rendimiento puede llegar a ocasionar su rotura. Por otra parte, cabe subrayar que aunque la utilización de esta sustancia no debería implicar ningún perjuicio para la mecánica del automóvil, más que el lógico desgaste extra que se produce durante su uso, en un motor que está ya muy “cansado” sí pueden llegar a producirse efectos no deseados en cuanto a su deterioro.
En cuanto al sistema, lo más habitual es que la instalación de un equipo de óxido nitroso se haga sin realizar ninguna modificación en el motor montado de serie en el vehículo. Sin embargo, estos cambios sí son necesarios si se quieren obtener todavía mayores aumentos de potencia.
En el automóvil, el óxido nitroso se almacena en el interior de una garrafa de acero o aluminio (los tamaños de este recipiente varían en función de las necesidades). Esta botella se debe colocar en un lugar seguro del vehículo, mirando hacia la parte delantera del coche, con una inclinación de unos 15 grados para conseguir el máximo rendimiento y con el grifo de la válvula apuntando hacia arriba. Esta válvula acostumbra a ser accionada de forma manual y es la herramienta con la que se abre o cierra la garrafa. Además, el sistema incluye, entre otros muchos elementos, un botón de activación con el que el conductor pone en marcha las válvulas encargadas de suministrar el óxido nitroso al coche. Este botón puede ir colocado en el mismo volante o bien conectado directamente al acelerador (lo más recomendable para las personas poco acostumbradas a la utilización de este producto).
Aunque existen diversos alternativas a la hora de montar un kit de óxido nitroso, el más habitual es el denominado sistema seco, en el que cuando el conductor acciona el botón de puesta en marcha el sistema introduce únicamente esta sustancia en el conducto de admisión y el incremento de la cantidad de oxígeno se equilibra con una mayor proporción de combustible
En el automóvil, el óxido nitroso se almacena en el interior de una garrafa de acero o aluminio (los tamaños de este recipiente varían en función de las necesidades). Esta botella se debe colocar en un lugar seguro del vehículo, mirando hacia la parte delantera del coche, con una inclinación de unos 15 grados para conseguir el máximo rendimiento y con el grifo de la válvula apuntando hacia arriba. Esta válvula acostumbra a ser accionada de forma manual y es la herramienta con la que se abre o cierra la garrafa. Además, el sistema incluye, entre otros muchos elementos, un botón de activación con el que el conductor pone en marcha las válvulas encargadas de suministrar el óxido nitroso al coche. Este botón puede ir colocado en el mismo volante o bien conectado directamente al acelerador (lo más recomendable para las personas poco acostumbradas a la utilización de este producto).
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El óxido nitroso es un gas formado por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno. Durante el proceso de combustión en el motor, al llegar a determinada temperatura (alrededor de unos 300 grados), este óxido se divide y libera el oxígeno, con lo que se quema más combustible y se aumenta la potencia. Por su parte, el nitrógeno reduce la temperatura y ayuda a que el proceso de combustión se haga de forma correcta.
La utilización de este elemento no es ningún juego, ya que en caso de sobrepasar los límites de seguridad se pueden provocar graves daños en el motor y provocar su deterioro prematuro. Es por ello que el conductor debe utilizar sólo esta sustancia en momentos puntuales y jamás abusar de este plus de potencia, que puede llegar a rondar los 50 caballos adicionales. En este sentido, es recomendable guardar un tiempo de espera de unos 20 segundos entre aceleración y aceleración para permitir que el motor recupere su mezcla de combustible normal.
Además, la utilización de este elemento debe realizarse únicamente con marchas largas (cuarta o quinta) y cuando se superan las 3.000 revoluciones, ya que hacerlo cuando el motor se encuentra a bajo rendimiento puede llegar a ocasionar su rotura. Por otra parte, cabe subrayar que aunque la utilización de esta sustancia no debería implicar ningún perjuicio para la mecánica del automóvil, más que el lógico desgaste extra que se produce durante su uso, en un motor que está ya muy “cansado” sí pueden llegar a producirse efectos no deseados en cuanto a su deterioro.
En cuanto al sistema, lo más habitual es que la instalación de un equipo de óxido nitroso se haga sin realizar ninguna modificación en el motor montado de serie en el vehículo. Sin embargo, estos cambios sí son necesarios si se quieren obtener todavía mayores aumentos de potencia.
En el automóvil, el óxido nitroso se almacena en el interior de una garrafa de acero o aluminio (los tamaños de este recipiente varían en función de las necesidades). Esta botella se debe colocar en un lugar seguro del vehículo, mirando hacia la parte delantera del coche, con una inclinación de unos 15 grados para conseguir el máximo rendimiento y con el grifo de la válvula apuntando hacia arriba. Esta válvula acostumbra a ser accionada de forma manual y es la herramienta con la que se abre o cierra la garrafa. Además, el sistema incluye, entre otros muchos elementos, un botón de activación con el que el conductor pone en marcha las válvulas encargadas de suministrar el óxido nitroso al coche. Este botón puede ir colocado en el mismo volante o bien conectado directamente al acelerador (lo más recomendable para las personas poco acostumbradas a la utilización de este producto).
Aunque existen diversos alternativas a la hora de montar un kit de óxido nitroso, el más habitual es el denominado sistema seco, en el que cuando el conductor acciona el botón de puesta en marcha el sistema introduce únicamente esta sustancia en el conducto de admisión y el incremento de la cantidad de oxígeno se equilibra con una mayor proporción de combustible
Aunque existen diversos alternativas a la hora de montar un kit de óxido nitroso, el más habitual es el denominado sistema seco, en el que cuando el conductor acciona el botón de puesta en marcha el sistema introduce únicamente esta sustancia en el conducto de admisión y el incremento de la cantidad de oxígeno se equilibra con una mayor proporción de combustible
El óxido nitroso es un gas formado por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno. Durante el proceso de combustión en el motor, al llegar a determinada temperatura (alrededor de unos 300 grados), este óxido se divide y libera el oxígeno, con lo que se quema más combustible y se aumenta la potencia. Por su parte, el nitrógeno reduce la temperatura y ayuda a que el proceso de combustión se haga de forma correcta.
La utilización de este elemento no es ningún juego, ya que en caso de sobrepasar los límites de seguridad se pueden provocar graves daños en el motor y provocar su deterioro prematuro. Es por ello que el conductor debe utilizar sólo esta sustancia en momentos puntuales y jamás abusar de este plus de potencia, que puede llegar a rondar los 50 caballos adicionales. En este sentido, es recomendable guardar un tiempo de espera de unos 20 segundos entre aceleración y aceleración para permitir que el motor recupere su mezcla de combustible normal.
Además, la utilización de este elemento debe realizarse únicamente con marchas largas (cuarta o quinta) y cuando se superan las 3.000 revoluciones, ya que hacerlo cuando el motor se encuentra a bajo rendimiento puede llegar a ocasionar su rotura. Por otra parte, cabe subrayar que aunque la utilización de esta sustancia no debería implicar ningún perjuicio para la mecánica del automóvil, más que el lógico desgaste extra que se produce durante su uso, en un motor que está ya muy “cansado” sí pueden llegar a producirse efectos no deseados en cuanto a su deterioro.
En cuanto al sistema, lo más habitual es que la instalación de un equipo de óxido nitroso se haga sin realizar ninguna modificación en el motor montado de serie en el vehículo. Sin embargo, estos cambios sí son necesarios si se quieren obtener todavía mayores aumentos de potencia.
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El óxido nitroso es un gas formado por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno. Durante el proceso de combustión en el motor, al llegar a determinada temperatura (alrededor de unos 300 grados), este óxido se divide y libera el oxígeno, con lo que se quema más combustible y se aumenta la potencia. Por su parte, el nitrógeno reduce la temperatura y ayuda a que el proceso de combustión se haga de forma correcta.
La utilización de este elemento no es ningún juego, ya que en caso de sobrepasar los límites de seguridad se pueden provocar graves daños en el motor y provocar su deterioro prematuro. Es por ello que el conductor debe utilizar sólo esta sustancia en momentos puntuales y jamás abusar de este plus de potencia, que puede llegar a rondar los 50 caballos adicionales. En este sentido, es recomendable guardar un tiempo de espera de unos 20 segundos entre aceleración y aceleración para permitir que el motor recupere su mezcla de combustible normal.
Además, la utilización de este elemento debe realizarse únicamente con marchas largas (cuarta o quinta) y cuando se superan las 3.000 revoluciones, ya que hacerlo cuando el motor se encuentra a bajo rendimiento puede llegar a ocasionar su rotura. Por otra parte, cabe subrayar que aunque la utilización de esta sustancia no debería implicar ningún perjuicio para la mecánica del automóvil, más que el lógico desgaste extra que se produce durante su uso, en un motor que está ya muy “cansado” sí pueden llegar a producirse efectos no deseados en cuanto a su deterioro.
En cuanto al sistema, lo más habitual es que la instalación de un equipo de óxido nitroso se haga sin realizar ninguna modificación en el motor montado de serie en el vehículo. Sin embargo, estos cambios sí son necesarios si se quieren obtener todavía mayores aumentos de potencia.
En el automóvil, el óxido nitroso se almacena en el interior de una garrafa de acero o aluminio (los tamaños de este recipiente varían en función de las necesidades). Esta botella se debe colocar en un lugar seguro del vehículo, mirando hacia la parte delantera del coche, con una inclinación de unos 15 grados para conseguir el máximo rendimiento y con el grifo de la válvula apuntando hacia arriba. Esta válvula acostumbra a ser accionada de forma manual y es la herramienta con la que se abre o cierra la garrafa. Además, el sistema incluye, entre otros muchos elementos, un botón de activación con el que el conductor pone en marcha las válvulas encargadas de suministrar el óxido nitroso al coche. Este botón puede ir colocado en el mismo volante o bien conectado directamente al acelerador (lo más recomendable para las personas poco acostumbradas a la utilización de este producto).
Aunque existen diversos alternativas a la hora de montar un kit de óxido nitroso, el más habitual es el denominado sistema seco, en el que cuando el conductor acciona el botón de puesta en marcha el sistema introduce únicamente esta sustancia en el conducto de admisión y el incremento de la cantidad de oxígeno se equilibra con una mayor proporción de combustible
En el automóvil, el óxido nitroso se almacena en el interior de una garrafa de acero o aluminio (los tamaños de este recipiente varían en función de las necesidades). Esta botella se debe colocar en un lugar seguro del vehículo, mirando hacia la parte delantera del coche, con una inclinación de unos 15 grados para conseguir el máximo rendimiento y con el grifo de la válvula apuntando hacia arriba. Esta válvula acostumbra a ser accionada de forma manual y es la herramienta con la que se abre o cierra la garrafa. Además, el sistema incluye, entre otros muchos elementos, un botón de activación con el que el conductor pone en marcha las válvulas encargadas de suministrar el óxido nitroso al coche. Este botón puede ir colocado en el mismo volante o bien conectado directamente al acelerador (lo más recomendable para las personas poco acostumbradas a la utilización de este producto).
N.O.S
El óxido nitroso es un gas formado por dos partes de nitrógeno y una de oxígeno. Durante el proceso de combustión en el motor, al llegar a determinada temperatura (alrededor de unos 300 grados), este óxido se divide y libera el oxígeno, con lo que se quema más combustible y se aumenta la potencia. Por su parte, el nitrógeno reduce la temperatura y ayuda a que el proceso de combustión se haga de forma correcta.
La utilización de este elemento no es ningún juego, ya que en caso de sobrepasar los límites de seguridad se pueden provocar graves daños en el motor y provocar su deterioro prematuro. Es por ello que el conductor debe utilizar sólo esta sustancia en momentos puntuales y jamás abusar de este plus de potencia, que puede llegar a rondar los 50 caballos adicionales. En este sentido, es recomendable guardar un tiempo de espera de unos 20 segundos entre aceleración y aceleración para permitir que el motor recupere su mezcla de combustible normal.
Además, la utilización de este elemento debe realizarse únicamente con marchas largas (cuarta o quinta) y cuando se superan las 3.000 revoluciones, ya que hacerlo cuando el motor se encuentra a bajo rendimiento puede llegar a ocasionar su rotura. Por otra parte, cabe subrayar que aunque la utilización de esta sustancia no debería implicar ningún perjuicio para la mecánica del automóvil, más que el lógico desgaste extra que se produce durante su uso, en un motor que está ya muy “cansado” sí pueden llegar a producirse efectos no deseados en cuanto a su deterioro.
En cuanto al sistema, lo más habitual es que la instalación de un equipo de óxido nitroso se haga sin realizar ninguna modificación en el motor montado de serie en el vehículo. Sin embargo, estos cambios sí son necesarios si se quieren obtener todavía mayores aumentos de potencia.
En el automóvil, el óxido nitroso se almacena en el interior de una garrafa de acero o aluminio (los tamaños de este recipiente varían en función de las necesidades). Esta botella se debe colocar en un lugar seguro del vehículo, mirando hacia la parte delantera del coche, con una inclinación de unos 15 grados para conseguir el máximo rendimiento y con el grifo de la válvula apuntando hacia arriba. Esta válvula acostumbra a ser accionada de forma manual y es la herramienta con la que se abre o cierra la garrafa. Además, el sistema incluye, entre otros muchos elementos, un botón de activación con el que el conductor pone en marcha las válvulas encargadas de suministrar el óxido nitroso al coche. Este botón puede ir colocado en el mismo volante o bien conectado directamente al acelerador (lo más recomendable para las personas poco acostumbradas a la utilización de este producto).
Aunque existen diversos alternativas a la hora de montar un kit de óxido nitroso, el más habitual es el denominado sistema seco, en el que cuando el conductor acciona el botón de puesta en marcha el sistema introduce únicamente esta sustancia en el conducto de admisión y el incremento de la cantidad de oxígeno se equilibra con una mayor proporción de combustible
Aunque existen diversos alternativas a la hora de montar un kit de óxido nitroso, el más habitual es el denominado sistema seco, en el que cuando el conductor acciona el botón de puesta en marcha el sistema introduce únicamente esta sustancia en el conducto de admisión y el incremento de la cantidad de oxígeno se equilibra con una mayor proporción de combustible
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