El "Toro" buscaba afanosamente ese título con Chevrolet que no había podido lograr, ya tenía 3 coronas de TC con Dodge, pero su objetivo era rubricar su brillante carrera deportiva siendo campeón con la marca de sus sueños, no pudo ser.
La final en Lobos lo tenía "Príncipe de Carlos Casares" batallando en la punta, su hábitat natural. El Chevrolet azul y blanco N° 9 preparado por Pedersoli venía lanzado a toda velocidad y antes del cambio de mano, se produjo el estallido del neumático delantero izquierdo para salir descontrolado contra un montículo de tierra golpeando violentamente con el lateral del piloto y hasta provocando un trompo en el aire.
La sensación de tragedia fue inmediata. Roberto Mouras moría en el acto y su acompañante de ese día, Amadeo "Huevo" González, poco después.
La carrera fue detenida y el estupor, la incredulidad, y el silencio se apoderaron de todo lo que rodeaba a esa penúltima carrera de un campeonato que aguardaba a su capítulo final en Buenos Aires. El reglamento diría que clasificados con la vuelta anterior al accidente, Mouras era el ganador.
Desde aquel infausto día, el automovilismo argentino tiene un vacío imposible de llenar, pero su memoria sigue viva y nadie olvida a Roberto.
La final en Lobos lo tenía "Príncipe de Carlos Casares" batallando en la punta, su hábitat natural. El Chevrolet azul y blanco N° 9 preparado por Pedersoli venía lanzado a toda velocidad y antes del cambio de mano, se produjo el estallido del neumático delantero izquierdo para salir descontrolado contra un montículo de tierra golpeando violentamente con el lateral del piloto y hasta provocando un trompo en el aire.
La sensación de tragedia fue inmediata. Roberto Mouras moría en el acto y su acompañante de ese día, Amadeo "Huevo" González, poco después.
La carrera fue detenida y el estupor, la incredulidad, y el silencio se apoderaron de todo lo que rodeaba a esa penúltima carrera de un campeonato que aguardaba a su capítulo final en Buenos Aires. El reglamento diría que clasificados con la vuelta anterior al accidente, Mouras era el ganador.
Desde aquel infausto día, el automovilismo argentino tiene un vacío imposible de llenar, pero su memoria sigue viva y nadie olvida a Roberto.
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