Tanto el Peugeot 206 RC como el Renault Clio Sport tienen motores de más de 170 CV y prestaciones sobresalientes. Pusimos frente a frente a estos poderosos franceses
Rivalizan en todo. Compiten palmo a palmo para conquistar, con su encanto francés, las preferencias de un buen número de usuarios.
El Peugeot 206 y el Renault Clio, de ellos se trata, se miran mutuamente y se desafían en varios segmentos.
Esta vez elegimos los dos top de la gama. El Clio Sport y el 206 RC son los más fuertes de cada familia, los que están más arriba en las prestaciones mecánicas. Dos verdaderos deportivos y rivales directos que probamos al mismo tiempo para enfrentarlos en un mano a mano.
Sangre de campeón
Con la presentación en nuestro mercado del RC, Peugeot incorporó el top de la familia 206, sumándose a otras perlitas como el 206 CC (convertible) y el GTi.
El RC se trata de un verdadero deportivo de 180 CV que exteriormente tiene diferencias mínimas, pero distintivas, respecto de los otros 206 y es el heredero de la sangre del tricampeón mundial de Rally, el 206 WRC.
Los cambios más notables están en sus llantas de 17 pulgadas y neumáticos de bajísimo perfil, en la doble salida cromada del escape y en el alerón trasero.
El interior, en cambio, es sustancialmente distinto. Apenas abrimos la puerta se respira deportividad. Las butacas delanteras de competición, las plazas traseras especiales, la pedalera metálica y los apliques de aluminio son algunos de los grandes aciertos de este producto.
El panel de los instrumentos tiene relojes redondos, con aros cromados, e incluye indicador de temperatura de aceite.
Los comandos están bien ubicados con excepción de las teclas levantavidrios; dispuestas en la consola central, demandan movimientos poco naturales para accionarlas.
Una vez acomodados, apreciamos la excelente sujeción de las butacas, con pétalos lumbares marcados y confortables y buena tenida de las piernas en el asiento.
La terminación de la tapicería, que combina cuero y otros materiales, es realmente atractiva. La posibilidad de rebatir el respaldo de las plazas posteriores 1/3 y 2/3 facilita la configuración interior cuando es necesario disponer de más espacio para la carga.
Volante de tres rayos y buen grip, selectora de recorrido corto y un cómodo reposapié izquierdo se conjugan con la regulación en altura de butaca y volante para alcanzar una agradable posición de manejo.
Las suspensiones están a tono con lo que se espera del auto: son verdaderamente sport y su dureza se convierte en un aliado cuando de doblar a gran velocidad se trata. Que quede claro: el 206 RC no es el auto ideal para transitar confortablemente por las maltrechas calles porteñas, pero en rutas y autopistas muestra toda su capacidad.
Pero nada es perfecto: el tamaño de los neumáticos (205/40), con llantas de 17 pulgadas, no permite equipar el auto con una rueda de auxilio. La única asistencia es la espuma química, que posibilita una reparación temporal hasta la próxima gomería. Es una pena; un neumático o una llanta rota arruinan la jornada, pues no hay forma de seguir adelante. Salir de viaje por la extensa geografía argentina implica asumir el riesgo.
La gran diferencia de este nuevo 206 está, obviamente, en su mecánica.
Lleva un motor naftero de 2 litros que entrega 180 CV de potencia máxima, desarrollado a partir del 2 litros del GTi, de 138 CV.
El motor tiene un rendimiento superlativo y llega a las 7000 rpm. Está bien acompañado por las relaciones de caja, aunque en un vehículo de estas características se nota la falta de una sexta marcha.
La velocidad máxima, cercana a los 220 km/h, y algo más de 7 segundos para alcanzar los 100 km/h con partida detenida son cifras más que elocuentes.
Una vez al volante, el RC es pura adrenalina con una tenida sobresaliente tanto en rectas como en tramos zigzagueantes, con una excelente respuesta a las órdenes de la dirección. Copia perfectamente cada parte del pavimento y va siempre pegado al piso, lo que permite mantener en todo momento el control de la trayectoria.
En el rubro seguridad, se destacan los airbags de serie (frontales, laterales y de cortina), el control dinámico de la estabilidad (ESP) y los frenos con ABS.
No le falta confort y, además del pack eléctrico, tiene CD changer (6 discos), aire acondicionado, computadora de a bordo y techo solar.
La fuerza del rombo
Sin duda, el Renault Clio Sport es un logrado heredero de la tradición deportiva de la marca del rombo.
Salvo por el frontal más agresivo, el aspecto exterior es similar al de sus hermanos de gama, que también podríamos denominar como más civilizados, ya que éste es como una fiera con piel de cordero.
El elástico motor multivalvular de 2 litros y 172 CV es muy brioso, sin grandes saltos en la entrega de potencia, ruidoso normalmente, muy ruidoso en las cercanías del corte de inyección, aunque ese sonido, lejos de ser fastidioso, seguramente dejará conforme o emocionará a más de un conductor.
A bajas vueltas funciona muy bien y por encima de 4000 rpm, todavía mejor. El corte de inyección se produce a 7300 rpm aproximadamente, pero no sirve de nada estirar más allá de unas 6600 vueltas, salvo que se pretenda extraer la máxima aceleración posible. La encargada de poner la potencia al piso es una caja de cambios de cinco velocidades no muy precisa (por lo menos hasta acostumbrarse y, sobre todo cuando se la exige en el manejo deportivo), pero muy rápida. Como el motor va tan bien y entrega tanta fuerza para acelerar a cualquier régimen, esta caja de cambios resulta suficiente por escalonamiento.
Sin embargo, se nota que el motor pide a gritos una caja de seis marchas, ya que en quinta va girando alrededor de las 5000 vueltas.
Sería perfecta para alargar esta última relación y, sobre todo, bajar el consumo de combustible.
El comportamiento dinámico es uno de los aspectos más destacados del Clio Sport. Si bien las suspensiones por supuesto son mucho más rígidas que las de sus hermanos para uso familiar, sorprende por el equilibrio entre dureza y confort.
En todo momento, el auto, provisto de neumáticos de bajo perfil, se muestra muy aplomado y fácil de manejar por sus reacciones precisas y francas, sobre todo en las curvas, en las que se notan las bondades de la dirección de respuesta directa.
En este segmento, sin duda, favorece categóricamente el control de estabilidad electrónico (ESP) con el que está equipado de serie.
Pero para ir rápido, hay que ir seguro y en este aspecto el Clio se destaca. Tiene frenos de disco en las cuatro ruedas, con ABS (antibloqueo), EDB (distribución de la potencia) y el dispositivo AFU (apoyo al frenado de urgencia), sistemas que hacen que el auto se detenga en distancias muy cortas y sin perder la línea.
El interior, aunque tiene butacas deportivas, apliques de aluminio en el tablero, en la palanca de cambios y en la pedalera (perforada), es más elegante que deportivo. Las terminaciones, la ergonomía de los controles y el equipamiento de confort son de primer nivel, con detalles e ingredientes de un auto de lujo.
El Clio Sport es un auto ideal para los que buscan sensaciones deportivas en un vehículo, que no sólo es recomendable por su comportamiento dinámico, sino también por ser seguro y divertido para manejar.
En conclusión, el Clio Sport y el 206 RC son dos propuestas excelentes para quienes quieren un deportivo de grandes prestaciones. En un mano a mano no se sacan ventajas. La elección de uno u otro, dependerá de su gusto.
Rivalizan en todo. Compiten palmo a palmo para conquistar, con su encanto francés, las preferencias de un buen número de usuarios.
El Peugeot 206 y el Renault Clio, de ellos se trata, se miran mutuamente y se desafían en varios segmentos.
Esta vez elegimos los dos top de la gama. El Clio Sport y el 206 RC son los más fuertes de cada familia, los que están más arriba en las prestaciones mecánicas. Dos verdaderos deportivos y rivales directos que probamos al mismo tiempo para enfrentarlos en un mano a mano.
Sangre de campeón
Con la presentación en nuestro mercado del RC, Peugeot incorporó el top de la familia 206, sumándose a otras perlitas como el 206 CC (convertible) y el GTi.
El RC se trata de un verdadero deportivo de 180 CV que exteriormente tiene diferencias mínimas, pero distintivas, respecto de los otros 206 y es el heredero de la sangre del tricampeón mundial de Rally, el 206 WRC.
Los cambios más notables están en sus llantas de 17 pulgadas y neumáticos de bajísimo perfil, en la doble salida cromada del escape y en el alerón trasero.
El interior, en cambio, es sustancialmente distinto. Apenas abrimos la puerta se respira deportividad. Las butacas delanteras de competición, las plazas traseras especiales, la pedalera metálica y los apliques de aluminio son algunos de los grandes aciertos de este producto.
El panel de los instrumentos tiene relojes redondos, con aros cromados, e incluye indicador de temperatura de aceite.
Los comandos están bien ubicados con excepción de las teclas levantavidrios; dispuestas en la consola central, demandan movimientos poco naturales para accionarlas.
Una vez acomodados, apreciamos la excelente sujeción de las butacas, con pétalos lumbares marcados y confortables y buena tenida de las piernas en el asiento.
La terminación de la tapicería, que combina cuero y otros materiales, es realmente atractiva. La posibilidad de rebatir el respaldo de las plazas posteriores 1/3 y 2/3 facilita la configuración interior cuando es necesario disponer de más espacio para la carga.
Volante de tres rayos y buen grip, selectora de recorrido corto y un cómodo reposapié izquierdo se conjugan con la regulación en altura de butaca y volante para alcanzar una agradable posición de manejo.
Las suspensiones están a tono con lo que se espera del auto: son verdaderamente sport y su dureza se convierte en un aliado cuando de doblar a gran velocidad se trata. Que quede claro: el 206 RC no es el auto ideal para transitar confortablemente por las maltrechas calles porteñas, pero en rutas y autopistas muestra toda su capacidad.
Pero nada es perfecto: el tamaño de los neumáticos (205/40), con llantas de 17 pulgadas, no permite equipar el auto con una rueda de auxilio. La única asistencia es la espuma química, que posibilita una reparación temporal hasta la próxima gomería. Es una pena; un neumático o una llanta rota arruinan la jornada, pues no hay forma de seguir adelante. Salir de viaje por la extensa geografía argentina implica asumir el riesgo.
La gran diferencia de este nuevo 206 está, obviamente, en su mecánica.
Lleva un motor naftero de 2 litros que entrega 180 CV de potencia máxima, desarrollado a partir del 2 litros del GTi, de 138 CV.
El motor tiene un rendimiento superlativo y llega a las 7000 rpm. Está bien acompañado por las relaciones de caja, aunque en un vehículo de estas características se nota la falta de una sexta marcha.
La velocidad máxima, cercana a los 220 km/h, y algo más de 7 segundos para alcanzar los 100 km/h con partida detenida son cifras más que elocuentes.
Una vez al volante, el RC es pura adrenalina con una tenida sobresaliente tanto en rectas como en tramos zigzagueantes, con una excelente respuesta a las órdenes de la dirección. Copia perfectamente cada parte del pavimento y va siempre pegado al piso, lo que permite mantener en todo momento el control de la trayectoria.
En el rubro seguridad, se destacan los airbags de serie (frontales, laterales y de cortina), el control dinámico de la estabilidad (ESP) y los frenos con ABS.
No le falta confort y, además del pack eléctrico, tiene CD changer (6 discos), aire acondicionado, computadora de a bordo y techo solar.
La fuerza del rombo
Sin duda, el Renault Clio Sport es un logrado heredero de la tradición deportiva de la marca del rombo.
Salvo por el frontal más agresivo, el aspecto exterior es similar al de sus hermanos de gama, que también podríamos denominar como más civilizados, ya que éste es como una fiera con piel de cordero.
El elástico motor multivalvular de 2 litros y 172 CV es muy brioso, sin grandes saltos en la entrega de potencia, ruidoso normalmente, muy ruidoso en las cercanías del corte de inyección, aunque ese sonido, lejos de ser fastidioso, seguramente dejará conforme o emocionará a más de un conductor.
A bajas vueltas funciona muy bien y por encima de 4000 rpm, todavía mejor. El corte de inyección se produce a 7300 rpm aproximadamente, pero no sirve de nada estirar más allá de unas 6600 vueltas, salvo que se pretenda extraer la máxima aceleración posible. La encargada de poner la potencia al piso es una caja de cambios de cinco velocidades no muy precisa (por lo menos hasta acostumbrarse y, sobre todo cuando se la exige en el manejo deportivo), pero muy rápida. Como el motor va tan bien y entrega tanta fuerza para acelerar a cualquier régimen, esta caja de cambios resulta suficiente por escalonamiento.
Sin embargo, se nota que el motor pide a gritos una caja de seis marchas, ya que en quinta va girando alrededor de las 5000 vueltas.
Sería perfecta para alargar esta última relación y, sobre todo, bajar el consumo de combustible.
El comportamiento dinámico es uno de los aspectos más destacados del Clio Sport. Si bien las suspensiones por supuesto son mucho más rígidas que las de sus hermanos para uso familiar, sorprende por el equilibrio entre dureza y confort.
En todo momento, el auto, provisto de neumáticos de bajo perfil, se muestra muy aplomado y fácil de manejar por sus reacciones precisas y francas, sobre todo en las curvas, en las que se notan las bondades de la dirección de respuesta directa.
En este segmento, sin duda, favorece categóricamente el control de estabilidad electrónico (ESP) con el que está equipado de serie.
Pero para ir rápido, hay que ir seguro y en este aspecto el Clio se destaca. Tiene frenos de disco en las cuatro ruedas, con ABS (antibloqueo), EDB (distribución de la potencia) y el dispositivo AFU (apoyo al frenado de urgencia), sistemas que hacen que el auto se detenga en distancias muy cortas y sin perder la línea.
El interior, aunque tiene butacas deportivas, apliques de aluminio en el tablero, en la palanca de cambios y en la pedalera (perforada), es más elegante que deportivo. Las terminaciones, la ergonomía de los controles y el equipamiento de confort son de primer nivel, con detalles e ingredientes de un auto de lujo.
El Clio Sport es un auto ideal para los que buscan sensaciones deportivas en un vehículo, que no sólo es recomendable por su comportamiento dinámico, sino también por ser seguro y divertido para manejar.
En conclusión, el Clio Sport y el 206 RC son dos propuestas excelentes para quienes quieren un deportivo de grandes prestaciones. En un mano a mano no se sacan ventajas. La elección de uno u otro, dependerá de su gusto.
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