Juan Manuel Fangio, el inmortal maestro, ya está instalado en nosotros como un mito, como una leyenda cada día mas intensa, sin parangón ni precedentes, que cuenta el protagonismo de innumerables e inolvidables hazañas dentro de las pistas de todo el mundo. Pero por encima de estos pergaminos dejó la imborrable huella de una personalidad que con su particular ángel le ha permitido paradójicamente tener un lugar donde permanecerá vivo por siempre: el lugar del mito.
Desde su nacimiento se anticipó a los hechos, puesto que figura en el Registro Civil de Balcarce (Argentina), anotado por esos malentendidos de esas épocas, el día 23 de Junio de 1911 cuando en realidad debía leerse 24, fecha en la que Juan Manuel siempre lo festejó ignorando lo que decían sus documentos por ser su verdadera fecha de nacimiento.
Hijo de inmigrantes italianos: los Fangio, que habían llegado de Castiglione Messer Marino y los Deramo de Tornarece, ambos pueblos de la provincia de Chieti en la encantadora región de Italia: los Abruzos. Debe su nombre al haber nacido el día de San Juan y su padre -un ferviente monárquico- como segundo nombre le puso Manuel en honor al rey de Italia; fue también afectuosamente conocido como "chueco" por sus muchos entusiastas, dado lo arqueado de sus piernas.









Desde su nacimiento se anticipó a los hechos, puesto que figura en el Registro Civil de Balcarce (Argentina), anotado por esos malentendidos de esas épocas, el día 23 de Junio de 1911 cuando en realidad debía leerse 24, fecha en la que Juan Manuel siempre lo festejó ignorando lo que decían sus documentos por ser su verdadera fecha de nacimiento.
Hijo de inmigrantes italianos: los Fangio, que habían llegado de Castiglione Messer Marino y los Deramo de Tornarece, ambos pueblos de la provincia de Chieti en la encantadora región de Italia: los Abruzos. Debe su nombre al haber nacido el día de San Juan y su padre -un ferviente monárquico- como segundo nombre le puso Manuel en honor al rey de Italia; fue también afectuosamente conocido como "chueco" por sus muchos entusiastas, dado lo arqueado de sus piernas.










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