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Se acuerdan de esos flacos que queria hacer esa travesia?
Encontré la nota que tenia por ahi... :-?
El sueño de recorrer América en un viejo Citroen se dibujó el último verano en La Plata. Alejandro Domínguez y Julio Boldes tenían una historia común de aventuras, y la que iniciaron hace tres meses era la más atractiva. Se conocieron por un amigo en común: Martín Urdangaray, quien estuvo a punto de sumarse a la travesía y tuvo que quedarse en La Plata por cuestiones laborales.
Todos viven en City Bell, una localidad de casas de fin de semana y arboledas densas, ubicada a 10 kilómetros del centro de la capital provincial.
Entre mates y medialunas, Julio, Alejandro y Martín planearon el viaje que los llevaría a conocer 12 países. "Lo nuestro no es turismo: es atrevimiento. Queremos conocer culturas, costumbres y gente de otros países", anunció Domínguez la tarde del 19 de marzo, cuando pusieron primera y dejaron atrás la plaza Moreno, en el centro de La Plata. Llevaron poco más de 10 mil dólares, repuestos del auto, el baúl cargado de bultos.
Eran jóvenes, entusiastas y tenían un sueño. Querían ser los primeros en recorrer el trayecto La Plata-Toronto en un Citroen 3 CV. Pero el domingo a la 1.30 de la madrugada, cuando estaban cerca de lograrlo, Alejandro Domínguez, de 30 años, y Julio Boldes, de 29, perdieron el control del auto. A menos de seis horas de Washington, en la autopista I-95 el Citroen chocó contra un Chevrolet, volcó, se incendió y ellos murieron carbonizados. "Cuando me llamaron para avisarme, no lo podía creer. Había hablado con ellos el día anterior", dijo a Clarín Silvia Domínguez de Mc Calip, la hermana de Alejandro, que vive en Minessota.
Ellos la habían llamado para saber a qué hora era el partido que la Selección iba a jugar contra el de Estados Unidos en Washington. "Creían que era el domingo por la noche. Pero cuando se enteraron de que era al mediodía metieron pata para llegar a tiempo. Quizás estaban cansados", contó la hermana de Alejandro.
Uno de los primeros en llegar a lugar del accidente fue un patrullero de la policía local al mando del sargento Crumpton. "El Citroen estaba casi carbonizado en la autopista I-95 a la altura del condado de Orangeburg, en Carolina del Sur", dijo Crumpton a Clarín. "Por lo que quedó del auto le puedo decir que no era un auto seguro. Era viejo, en malas condiciones. Estoy seguro de que tuvieron un desperfecto mecánico". Según Crumpton, el Citroen venía bastante despacio (la velocidad máxima que podía alcanzar el auto era de 55 kilómetros por hora) por el último carril de la mano derecha, cuando de repente se cruzó al segundo carril de la autopista, por el que venía un Chevrolet conducido por un teniente de la marina estadounidense.
El Citroen rozó al Chevrolet, salió de la autopista, volcó y se incendió. "Al conductor del Chevrolet no le pasó nada, pero quedó en estado de shock", dijo Crumpton. Igual, el militar pudo llamar al teléfono de emergencias 911 y avisar del accidente. "El médico forense Ruben Jackson se encargó de los chicos. Los llevó al hospital, pero en realidad ya no había nada que hacer", explicó el sargento.
Según Silvia, en Colombia tuvieron problemas con la guerrilla. "Me dijo que me iba a contar detalles cuando nos viéramos". Pero los detalles de aquel episodio, se los contaron a Ana Mc Cuwooch, la última persona que estuvo con ellos antes del accidente: "Estaban con poca plata porque en Colombia los habían secuestrado y para que los dejaran tuvieron que entregarles más de cuatro mil pesos a un grupo, aparentemente de guerrilleros, que vivían en la selva", comentó la mujer.
Mc Cuwooch es la dueña del hotel Howard Jackson Resort de San Agustín, Florida, donde pasaron una semana porque el Citroen tenía problemas mecánicos y no conseguían los repuestos. Según Mc Cuwooch, el primer contacto que ella tuvo con los jóvenes fue el sábado 5 de junio. "Alguien en Miami les recomendó que pararan en mi hotel cuando pasaran por San Agustín, y yo les di alojamiento por una noche", contó.
Boldes y Domínguez pensaban salir para Washington al otro día, pensando que 24 horas eran suficientes para poner el auto en condiciones. Pero a mitad de camino tuvieron que volver a San Agustín porque el Citroen volvió a perder aceite. Así se les fue una semana, en la que durmieron en la casa de una mujer colombiana, dueña de una gasolinería de San Diego. Durante el día, hacían trabajos de jardinería en la casa de Mc Cuwooch. Por fin, el sábado todo parecía estar en condiciones para arrancar. Según Ana Mc Cuwooch, Boldes y Domínguez salieron en el Citroen a las cuatro de la tarde, con las camisetas del seleccionado puestas.
"En Chile, estuvieron 10 días demorados porque fundieron el motor del coche. Consiguieron los repuestos y continuaron el viaje", explicó el hombre. "Alejandro siempre fue bohemio y amante de las aventuras. Cuando conseguía trabajo sólo pensaba en ahorrar para realizar viajes. Nunca pensé que podría terminar así", concluyó Domínguez.
Encontré la nota que tenia por ahi... :-?
El sueño de recorrer América en un viejo Citroen se dibujó el último verano en La Plata. Alejandro Domínguez y Julio Boldes tenían una historia común de aventuras, y la que iniciaron hace tres meses era la más atractiva. Se conocieron por un amigo en común: Martín Urdangaray, quien estuvo a punto de sumarse a la travesía y tuvo que quedarse en La Plata por cuestiones laborales.
Todos viven en City Bell, una localidad de casas de fin de semana y arboledas densas, ubicada a 10 kilómetros del centro de la capital provincial.
Entre mates y medialunas, Julio, Alejandro y Martín planearon el viaje que los llevaría a conocer 12 países. "Lo nuestro no es turismo: es atrevimiento. Queremos conocer culturas, costumbres y gente de otros países", anunció Domínguez la tarde del 19 de marzo, cuando pusieron primera y dejaron atrás la plaza Moreno, en el centro de La Plata. Llevaron poco más de 10 mil dólares, repuestos del auto, el baúl cargado de bultos.
Eran jóvenes, entusiastas y tenían un sueño. Querían ser los primeros en recorrer el trayecto La Plata-Toronto en un Citroen 3 CV. Pero el domingo a la 1.30 de la madrugada, cuando estaban cerca de lograrlo, Alejandro Domínguez, de 30 años, y Julio Boldes, de 29, perdieron el control del auto. A menos de seis horas de Washington, en la autopista I-95 el Citroen chocó contra un Chevrolet, volcó, se incendió y ellos murieron carbonizados. "Cuando me llamaron para avisarme, no lo podía creer. Había hablado con ellos el día anterior", dijo a Clarín Silvia Domínguez de Mc Calip, la hermana de Alejandro, que vive en Minessota.
Ellos la habían llamado para saber a qué hora era el partido que la Selección iba a jugar contra el de Estados Unidos en Washington. "Creían que era el domingo por la noche. Pero cuando se enteraron de que era al mediodía metieron pata para llegar a tiempo. Quizás estaban cansados", contó la hermana de Alejandro.
Uno de los primeros en llegar a lugar del accidente fue un patrullero de la policía local al mando del sargento Crumpton. "El Citroen estaba casi carbonizado en la autopista I-95 a la altura del condado de Orangeburg, en Carolina del Sur", dijo Crumpton a Clarín. "Por lo que quedó del auto le puedo decir que no era un auto seguro. Era viejo, en malas condiciones. Estoy seguro de que tuvieron un desperfecto mecánico". Según Crumpton, el Citroen venía bastante despacio (la velocidad máxima que podía alcanzar el auto era de 55 kilómetros por hora) por el último carril de la mano derecha, cuando de repente se cruzó al segundo carril de la autopista, por el que venía un Chevrolet conducido por un teniente de la marina estadounidense.
El Citroen rozó al Chevrolet, salió de la autopista, volcó y se incendió. "Al conductor del Chevrolet no le pasó nada, pero quedó en estado de shock", dijo Crumpton. Igual, el militar pudo llamar al teléfono de emergencias 911 y avisar del accidente. "El médico forense Ruben Jackson se encargó de los chicos. Los llevó al hospital, pero en realidad ya no había nada que hacer", explicó el sargento.
Según Silvia, en Colombia tuvieron problemas con la guerrilla. "Me dijo que me iba a contar detalles cuando nos viéramos". Pero los detalles de aquel episodio, se los contaron a Ana Mc Cuwooch, la última persona que estuvo con ellos antes del accidente: "Estaban con poca plata porque en Colombia los habían secuestrado y para que los dejaran tuvieron que entregarles más de cuatro mil pesos a un grupo, aparentemente de guerrilleros, que vivían en la selva", comentó la mujer.
Mc Cuwooch es la dueña del hotel Howard Jackson Resort de San Agustín, Florida, donde pasaron una semana porque el Citroen tenía problemas mecánicos y no conseguían los repuestos. Según Mc Cuwooch, el primer contacto que ella tuvo con los jóvenes fue el sábado 5 de junio. "Alguien en Miami les recomendó que pararan en mi hotel cuando pasaran por San Agustín, y yo les di alojamiento por una noche", contó.
Boldes y Domínguez pensaban salir para Washington al otro día, pensando que 24 horas eran suficientes para poner el auto en condiciones. Pero a mitad de camino tuvieron que volver a San Agustín porque el Citroen volvió a perder aceite. Así se les fue una semana, en la que durmieron en la casa de una mujer colombiana, dueña de una gasolinería de San Diego. Durante el día, hacían trabajos de jardinería en la casa de Mc Cuwooch. Por fin, el sábado todo parecía estar en condiciones para arrancar. Según Ana Mc Cuwooch, Boldes y Domínguez salieron en el Citroen a las cuatro de la tarde, con las camisetas del seleccionado puestas.
"En Chile, estuvieron 10 días demorados porque fundieron el motor del coche. Consiguieron los repuestos y continuaron el viaje", explicó el hombre. "Alejandro siempre fue bohemio y amante de las aventuras. Cuando conseguía trabajo sólo pensaba en ahorrar para realizar viajes. Nunca pensé que podría terminar así", concluyó Domínguez.
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