En abril de 1944 se debatía qué ocurriría cuando se terminara el puente que unía Paso de los Libres con Uruguayana (Brasil). Porque nuestros vecinos manejaban conservando la derecha, pero nosotros lo hacíamos al revés, es decir, a la inglesa.
El ministro de Obras Públicas del presidente Farrel, Juan Pistarini, firmó el decreto que establecía que el domingo 10 de junio de 1945 todos los autos del país debían modificar su sentido de marcha. Se determinó que la primera semana se manejaría a menor velocidad. La campaña se inició de inmediato. Se imprimieron calcomanías que debían pegarse en los vidrios de los autos. Las flechas indicaban por dónde debían ser pasados: por la izquierda.
Los folletos con consejos buscaban resolver las situaciones de incertidumbre -por ejemplo, en una bocacalle- con frases como: Piense que si usted es una persona serena, el otro conductor puede ser un novicio de temperamento nervioso y perder el control en momento de peligro. Otro de los consejos era: Si se encuentra de frente con otro coche que no tiene en cuenta el cambio de mano, usted debe detener su vehículo y hacer al otro conductor las indicaciones necesarias. ¿Habrán nacido allí los gestos que aún hacemos desde nuestros autos, para demostrar unos a otros y otros a unos que están o estamos equivocados?
Como medida complementaria se modificó el sentido de circulación de muchísimas calles. Brigadas del Touring Club Argentino y del Automóvil Club Argentino salieron con escaleras y martillos a estampar carteles viales. Se dieron vuelta 280 señales y se adhirieron a las esquinas 6500 flechas indicadoras del sentido de la circulación. Se acordó que los trenes y subtes no cambiarían de mano para no sumar más confusiones.
En mayo se realizó un simulacro de cambio de mano en Corrientes y 9 de Julio. Durante un día entero se podía dar vueltas alrededor del Obelisco en el sentido contrario al que estaban acostumbrados. La gente se paraba en la Plaza de la República para ver el espectáculo del giro a la izquierda.
Además de la constante publicidad oficial, las empresas hicieron su aporte. Cinzano publicó un aviso en los matutinos: Hoy cambie de mano, y siga tomando vermouthCinzano. La joyería Escasany mostraba un reloj de pulsera con correa de cuero que pasaba a la mano derecha. Su eslogan alusivo fue: Hoy, cambio de mano. Verifique la velocidad de su coche con cronógrafos de Casa Escasany. Otro aviso: Tome su derecha y tome Geniol. El de pinturerías Alba: Desde el Alba del 10 de junio, todo el país cambiará de mano. La única mano que se conserva es la mano de pinturas Alba.
La Argentina y Uruguay eran a la sazón los últimos dos de los entonces 22 estados americanos donde el tránsito se movía por la mano izquierda.
Hecho el cambio en Argentina (donde la modificación se limitó a la circulación vial, no así para los ferrocarriles ni a los subterráneos), quedaba Uruguay como único territorio donde se seguía por la izquierda.
Se dispuso en la ROU la medida de cambio para el 2 de setiembre de 1945 a las 4 a.m., prohibiéndose para las primeras semanas una velocidad mayor a 30 km/h en las ciudades, 40 km/h en las áreas suburbanas y de 50 km/h en zonas rurales, o sea carreteras.
A las 5.55 del domingo 6 de junio de 1945, un ejército de policías hacía sonar sus silbatos y les indicaba a los automovilistas que lentamente se pasaran de carril o giraran el vehículo -por el cambio de sentido de más de 100 calles-, y aguardaran frenados cinco minutitos. A las 6, la Argentina ingresó al Primer Mundo de la circulación.
Aunque el cambio ocasionó algunos imprevistos, paulatinamente los conductores fueron poniendo mayor atención y paciencia. Pasados unos seis meses se logró la comprensión y el respeto a todas las leyes de tránsito vigentes, favoreciendo a una mejor circulación y estacionamiento tanto en la Capital como en las Villas cabeceras de los departamentos de nuestra provincia.
La verdad es que los mejores ensayos se lograron en los paseos domingueros de las familias que tenían auto y que los domingos o feriados patrios los usaban para recorrer la tradicional calle San Martín. Una larga columna de automóviles que circulaba uniendo el Centro con el histórico Parque General San Martín, cuando el Lago era recorrido por la Cuyanita y funcionaba una antigua calesita que era la felicidad de los niños.
En los departamentos, el paseo era alrededor de la plaza de las villas cabecera que incrementaba el tránsito lo que obligaba a conducir prudentemente sin olvidar el cambio de mano en adelantamientos a otros vehículos. A algunos vecinos se les presentó la oportunidad de poner en circulación automóviles antiguos que tenían poco rodaje y deseaban exhibirlos como novedad porque eran los últimos modelos de Ford y Chevrolet, las dos marcas más competitivas de la época.
Lamentablemente, con el cambio de mano se produjeron serios accidentes pero fue en los viajes de larga distancia, especialmente hacia la Capital Federal donde se acostumbraba viajar más de noche que de día porque el tránsito era menor, los estacionamientos en los costados de la ruta porque no había banquinas trazadas o el adelantamiento sin balizas en forma sorpresiva provocaban muchos accidentes.
Como no se contaba con la red de modernos semáforos y sólo en algunas esquinas había garitas con un agente de policía -que usaba unas mangas blancas y un silbato para poner orden en el tránsito- evitaba accidentes o algunos imprevistos de conductores distraídos.
Afortunadamente no había problemas de estacionamiento, lo que permitía hacerlo sobre cualquier calle sin pagar ningún derecho y sin el acoso de los llamados “trapitos” o “cuidacoches”. Los autos quedaban abiertos porque no había robos de ningún tipo. La facilidad permitía que se estacionara en la puerta de los domicilios particulares, al frente de los comercios, oficinas o empresas donde se trabajaba en el Centro, comodidad que también aprovechaban los compradores, viajantes y proveedores.
El tiempo que se tomaba cada propietario de un auto no le preocupaba porque cuando salían a buscar su vehículo lo encontraban tal como lo habían estacionado muchas horas antes sin que le pusieran una tarjeta de control de tiempo o que le hubieran ocasionado algún daño...
Fue el fin del manejo a la inglesa.
Excepto en dos lugares: Se maneja por la izquierda tanto en las Islas Malvinas como en el perímetro interno de la mina Bajo de la Alumbrera.
Y última, la Gral Paz:
Considerada superflua e inútil por la escasa cantidad de autos.
Que poca visión futura tuvimos siempre.
El ministro de Obras Públicas del presidente Farrel, Juan Pistarini, firmó el decreto que establecía que el domingo 10 de junio de 1945 todos los autos del país debían modificar su sentido de marcha. Se determinó que la primera semana se manejaría a menor velocidad. La campaña se inició de inmediato. Se imprimieron calcomanías que debían pegarse en los vidrios de los autos. Las flechas indicaban por dónde debían ser pasados: por la izquierda.
Los folletos con consejos buscaban resolver las situaciones de incertidumbre -por ejemplo, en una bocacalle- con frases como: Piense que si usted es una persona serena, el otro conductor puede ser un novicio de temperamento nervioso y perder el control en momento de peligro. Otro de los consejos era: Si se encuentra de frente con otro coche que no tiene en cuenta el cambio de mano, usted debe detener su vehículo y hacer al otro conductor las indicaciones necesarias. ¿Habrán nacido allí los gestos que aún hacemos desde nuestros autos, para demostrar unos a otros y otros a unos que están o estamos equivocados?
Como medida complementaria se modificó el sentido de circulación de muchísimas calles. Brigadas del Touring Club Argentino y del Automóvil Club Argentino salieron con escaleras y martillos a estampar carteles viales. Se dieron vuelta 280 señales y se adhirieron a las esquinas 6500 flechas indicadoras del sentido de la circulación. Se acordó que los trenes y subtes no cambiarían de mano para no sumar más confusiones.
En mayo se realizó un simulacro de cambio de mano en Corrientes y 9 de Julio. Durante un día entero se podía dar vueltas alrededor del Obelisco en el sentido contrario al que estaban acostumbrados. La gente se paraba en la Plaza de la República para ver el espectáculo del giro a la izquierda.
Además de la constante publicidad oficial, las empresas hicieron su aporte. Cinzano publicó un aviso en los matutinos: Hoy cambie de mano, y siga tomando vermouthCinzano. La joyería Escasany mostraba un reloj de pulsera con correa de cuero que pasaba a la mano derecha. Su eslogan alusivo fue: Hoy, cambio de mano. Verifique la velocidad de su coche con cronógrafos de Casa Escasany. Otro aviso: Tome su derecha y tome Geniol. El de pinturerías Alba: Desde el Alba del 10 de junio, todo el país cambiará de mano. La única mano que se conserva es la mano de pinturas Alba.
La Argentina y Uruguay eran a la sazón los últimos dos de los entonces 22 estados americanos donde el tránsito se movía por la mano izquierda.
Hecho el cambio en Argentina (donde la modificación se limitó a la circulación vial, no así para los ferrocarriles ni a los subterráneos), quedaba Uruguay como único territorio donde se seguía por la izquierda.
Se dispuso en la ROU la medida de cambio para el 2 de setiembre de 1945 a las 4 a.m., prohibiéndose para las primeras semanas una velocidad mayor a 30 km/h en las ciudades, 40 km/h en las áreas suburbanas y de 50 km/h en zonas rurales, o sea carreteras.
A las 5.55 del domingo 6 de junio de 1945, un ejército de policías hacía sonar sus silbatos y les indicaba a los automovilistas que lentamente se pasaran de carril o giraran el vehículo -por el cambio de sentido de más de 100 calles-, y aguardaran frenados cinco minutitos. A las 6, la Argentina ingresó al Primer Mundo de la circulación.
Aunque el cambio ocasionó algunos imprevistos, paulatinamente los conductores fueron poniendo mayor atención y paciencia. Pasados unos seis meses se logró la comprensión y el respeto a todas las leyes de tránsito vigentes, favoreciendo a una mejor circulación y estacionamiento tanto en la Capital como en las Villas cabeceras de los departamentos de nuestra provincia.
La verdad es que los mejores ensayos se lograron en los paseos domingueros de las familias que tenían auto y que los domingos o feriados patrios los usaban para recorrer la tradicional calle San Martín. Una larga columna de automóviles que circulaba uniendo el Centro con el histórico Parque General San Martín, cuando el Lago era recorrido por la Cuyanita y funcionaba una antigua calesita que era la felicidad de los niños.
En los departamentos, el paseo era alrededor de la plaza de las villas cabecera que incrementaba el tránsito lo que obligaba a conducir prudentemente sin olvidar el cambio de mano en adelantamientos a otros vehículos. A algunos vecinos se les presentó la oportunidad de poner en circulación automóviles antiguos que tenían poco rodaje y deseaban exhibirlos como novedad porque eran los últimos modelos de Ford y Chevrolet, las dos marcas más competitivas de la época.
Lamentablemente, con el cambio de mano se produjeron serios accidentes pero fue en los viajes de larga distancia, especialmente hacia la Capital Federal donde se acostumbraba viajar más de noche que de día porque el tránsito era menor, los estacionamientos en los costados de la ruta porque no había banquinas trazadas o el adelantamiento sin balizas en forma sorpresiva provocaban muchos accidentes.
Como no se contaba con la red de modernos semáforos y sólo en algunas esquinas había garitas con un agente de policía -que usaba unas mangas blancas y un silbato para poner orden en el tránsito- evitaba accidentes o algunos imprevistos de conductores distraídos.
Afortunadamente no había problemas de estacionamiento, lo que permitía hacerlo sobre cualquier calle sin pagar ningún derecho y sin el acoso de los llamados “trapitos” o “cuidacoches”. Los autos quedaban abiertos porque no había robos de ningún tipo. La facilidad permitía que se estacionara en la puerta de los domicilios particulares, al frente de los comercios, oficinas o empresas donde se trabajaba en el Centro, comodidad que también aprovechaban los compradores, viajantes y proveedores.
El tiempo que se tomaba cada propietario de un auto no le preocupaba porque cuando salían a buscar su vehículo lo encontraban tal como lo habían estacionado muchas horas antes sin que le pusieran una tarjeta de control de tiempo o que le hubieran ocasionado algún daño...
Fue el fin del manejo a la inglesa.
Excepto en dos lugares: Se maneja por la izquierda tanto en las Islas Malvinas como en el perímetro interno de la mina Bajo de la Alumbrera.
Y última, la Gral Paz:
Considerada superflua e inútil por la escasa cantidad de autos.
Que poca visión futura tuvimos siempre.
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