Domingo 30 de noviembre de 2014 | Publicado en edición impresaEnergía
El precio del petróleo baja en todo el mundo, pero aumenta en la Argentina
EconomíaEl crudo pasó de US$ 143 en 2008 a 65,99 el viernes; las naftas bajan en la región, mientras que, en el país, suben
Por Pablo Fernández Blanco | LA NACION
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La caída del crudo no se ve en los surtidores. Foto: LA NACION / M. Araujo / Archivo
Los dueños del petróleo todavía tienen el recuerdo fresco de Guillermo Moreno. En noviembre de 2007 promovió una resolución que fijó el precio del barril de crudo para el mercado interno en 42 dólares. La norma llevó la firma del ministro de Economía, Miguel Peirano, quien renunció poco después, pero tenía la impronta del ex jefe de Comercio Interior.
Aquella medida les impidió a las petroleras disfrutar del precio récord del crudo en el mercado internacional, que en junio del año siguiente alcanzó los US$ 143, mientras en la Argentina costaba menos de un tercio. Los ánimos estaban por el piso.
Los buscadores de crudo se caracterizan por su optimismo. Pero ni el más entusiasta debe haber imaginado lo que les está concediendo el kirchnerismo en el final de su ciclo político: ahora que el petróleo arrastra meses de baja en todo el mundo, en la Argentina es cada vez más caro y no deja aprovechar a los consumidores una eventual baja en los valores de las naftas y del gasoil, como ocurre, por ejemplo, en Chile.
El barril que habitualmente se tomó como referencia en la Argentina es el WTI, propio de Estados Unidos. El petróleo denominado Medanito, de Neuquén, solía cobrarse a un valor de WTI menos una penalización por transporte; es decir, más barato. El crudo norteamericano cerró el viernes en US$ 65,99. En la Argentina, algunos contratos para diciembre entre productores de crudo (como Pan American Energy, Chevron y Pluspetrol, entre otras) y refinadoras, como Shell, Petrobras, Axion e YPF (sólo la primera compra casi toda la totalidad del crudo que necesita) cerraron a US$ 84,70, muy por encima de su vieja referencia. En mayo estaba a US$ 83.
El precio del petróleo local está, además, casi al mismo nivel que el Brent (US$ 70,15 según el cierre del viernes), propio del Mar del Norte y el que, para algunos referentes del sector, debería convertirse en la referencia para la plaza local.
El mercado internacional puso al Gobierno en un entuerto. Según el jefe de una de las mayores petroleras del país, hoy sale más barato importar petróleo de Nigeria, del tipo Bonny Light, porque rinde más en las refinerías. Algo de eso ocurrirá. Esta semana, por caso, ejecutivos petroleros se reunirán con funcionarios de Economía para acordar los detalles de una nueva importación de crudo, que será parcialmente subsidiada, otra rareza. Pero difícilmente esas operaciones ocurran de manera masiva.
"¿Quién puede pensar que la Argentina está hoy en condiciones de importar petróleo? Generaría impacto sobre las divisas y la balanza comercial. Y por otro lado hay una empresa como YPF, controlada por el Estado, con un plan de inversiones que se basa en los ingresos por ventas. Si no hubiese un problema en el frente externo, quizá se podría favorecer a los consumidores, pero no en este contexto", explicó el gerente de una de las mayores petroleras locales. Y completó: "Si baja el precio local, se lastima la inversión".
Tanta generosidad del kirchnerismo para con la renta petrolera podría parecer extraña. Pero ninguno de los petroleros consultados teme una caída en el precio local del crudo. Coinciden en que la predisposición del Gobierno hacia el sector cambió en abril de 2012, cuando se estatizó YPF. El resto lo hizo la crisis cambiaria. La importación de energía es una de las principales responsables de la sequía de dólares. Y los buenos precios del crudo en el mercado interno son el motor de los proyectos petroleros que, espera el Gobierno, podrá reducir la salida de dólares para comprar gas y petróleo. Por eso nadie arriesga que el crudo va a bajar en el mercado local. YPF, que compra parte del petróleo que refina, es la que marca el norte en esas negociaciones. No le pidió descuento hasta ahora a ninguno de sus proveedores. Una de las características del kirchnerismo en materia energética es la caída constante en la producción de crudo y de gas. Hasta agosto, la extracción de crudo bajó 1,2%, pese a que YPF aumentó 10,4% su oferta en el mismo período. Es difícil imaginar que el Gobierno disminuya el estímulo sobre la inversión petrolera.
"La Argentina está frente a una oportunidad histórica. Si se tiene en cuenta que se ha convertido en un fuerte importador de energía y que su precio directo en el mercado mundial es el del crudo, el país debería alinear sus precios internos con los internacionales ahora que gracias a la caída mundial ello es posible y dejar de actuar en este tema dentro de un mercado cerrado -propuso el ex secretario de Energía Jorge Lapeña-. El tema es de política económica y política energética. No debe quedar en la decisión de ninguna empresa petrolera, porque si se hiciera eso se correría el riesgo de dejar cautivo al consumidor argentino y generar ganancias extraordinarias para las petroleras y otros actores del sector fomentando ineficiencias y sobrecostos productivos."
En eso coincide Daniel Montamat, también ex secretario de Energía. "En Chile, Perú y otros países de la región los precios bajaron y en los países que siguen las referencias internacionales también. Nosotros quisimos aislarnos de los precios internacionales cuando subieron, pero esos precios se nos metieron por la ventana cuando tuvimos que importar. Ahora que bajan deberíamos retomar las referencias internacionales en petróleo y combustibles porque de no hacerlo vamos a entrar a subsidiar a las petroleras para que YPF muestre ganancias. Son las consecuencias contradictorias del populismo energético, que en el largo plazo siempre se da de bruces con la realidad", dijo.
Como en otros eslabones de la economía, la huella del kirchnerismo en la industria petrolera terminó por desacoplar los precios locales de los internacionales con el objetivo de moderar los aumentos. Así, las negociaciones que antes tomaban un valor variable ahora se hacen con un precio absoluto: tantos dólares por barril para tal fecha. Con la devaluación, además, las empresas que venden combustibles en pesos necesitan cada vez más dólares para pagar su materia prima. Ésa es la clave para entender otra ecuación: el petróleo puede bajar de precio en dólares, pero continuar aumentando para los consumidores finales.
Algunos memoriosos del sector trazaron una analogía incómoda para el Gobierno. A fines de los 70, la Argentina pasó por un período de dificultades cambiarias. El ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, decidió pagar a los productores locales más que el precio internacional para evitar la importación.
El precio del petróleo baja en todo el mundo, pero aumenta en la Argentina
EconomíaEl crudo pasó de US$ 143 en 2008 a 65,99 el viernes; las naftas bajan en la región, mientras que, en el país, suben
Por Pablo Fernández Blanco | LA NACION
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La caída del crudo no se ve en los surtidores. Foto: LA NACION / M. Araujo / Archivo
Los dueños del petróleo todavía tienen el recuerdo fresco de Guillermo Moreno. En noviembre de 2007 promovió una resolución que fijó el precio del barril de crudo para el mercado interno en 42 dólares. La norma llevó la firma del ministro de Economía, Miguel Peirano, quien renunció poco después, pero tenía la impronta del ex jefe de Comercio Interior.
Aquella medida les impidió a las petroleras disfrutar del precio récord del crudo en el mercado internacional, que en junio del año siguiente alcanzó los US$ 143, mientras en la Argentina costaba menos de un tercio. Los ánimos estaban por el piso.
Los buscadores de crudo se caracterizan por su optimismo. Pero ni el más entusiasta debe haber imaginado lo que les está concediendo el kirchnerismo en el final de su ciclo político: ahora que el petróleo arrastra meses de baja en todo el mundo, en la Argentina es cada vez más caro y no deja aprovechar a los consumidores una eventual baja en los valores de las naftas y del gasoil, como ocurre, por ejemplo, en Chile.
El barril que habitualmente se tomó como referencia en la Argentina es el WTI, propio de Estados Unidos. El petróleo denominado Medanito, de Neuquén, solía cobrarse a un valor de WTI menos una penalización por transporte; es decir, más barato. El crudo norteamericano cerró el viernes en US$ 65,99. En la Argentina, algunos contratos para diciembre entre productores de crudo (como Pan American Energy, Chevron y Pluspetrol, entre otras) y refinadoras, como Shell, Petrobras, Axion e YPF (sólo la primera compra casi toda la totalidad del crudo que necesita) cerraron a US$ 84,70, muy por encima de su vieja referencia. En mayo estaba a US$ 83.
El precio del petróleo local está, además, casi al mismo nivel que el Brent (US$ 70,15 según el cierre del viernes), propio del Mar del Norte y el que, para algunos referentes del sector, debería convertirse en la referencia para la plaza local.
El mercado internacional puso al Gobierno en un entuerto. Según el jefe de una de las mayores petroleras del país, hoy sale más barato importar petróleo de Nigeria, del tipo Bonny Light, porque rinde más en las refinerías. Algo de eso ocurrirá. Esta semana, por caso, ejecutivos petroleros se reunirán con funcionarios de Economía para acordar los detalles de una nueva importación de crudo, que será parcialmente subsidiada, otra rareza. Pero difícilmente esas operaciones ocurran de manera masiva.
"¿Quién puede pensar que la Argentina está hoy en condiciones de importar petróleo? Generaría impacto sobre las divisas y la balanza comercial. Y por otro lado hay una empresa como YPF, controlada por el Estado, con un plan de inversiones que se basa en los ingresos por ventas. Si no hubiese un problema en el frente externo, quizá se podría favorecer a los consumidores, pero no en este contexto", explicó el gerente de una de las mayores petroleras locales. Y completó: "Si baja el precio local, se lastima la inversión".
Tanta generosidad del kirchnerismo para con la renta petrolera podría parecer extraña. Pero ninguno de los petroleros consultados teme una caída en el precio local del crudo. Coinciden en que la predisposición del Gobierno hacia el sector cambió en abril de 2012, cuando se estatizó YPF. El resto lo hizo la crisis cambiaria. La importación de energía es una de las principales responsables de la sequía de dólares. Y los buenos precios del crudo en el mercado interno son el motor de los proyectos petroleros que, espera el Gobierno, podrá reducir la salida de dólares para comprar gas y petróleo. Por eso nadie arriesga que el crudo va a bajar en el mercado local. YPF, que compra parte del petróleo que refina, es la que marca el norte en esas negociaciones. No le pidió descuento hasta ahora a ninguno de sus proveedores. Una de las características del kirchnerismo en materia energética es la caída constante en la producción de crudo y de gas. Hasta agosto, la extracción de crudo bajó 1,2%, pese a que YPF aumentó 10,4% su oferta en el mismo período. Es difícil imaginar que el Gobierno disminuya el estímulo sobre la inversión petrolera.
"La Argentina está frente a una oportunidad histórica. Si se tiene en cuenta que se ha convertido en un fuerte importador de energía y que su precio directo en el mercado mundial es el del crudo, el país debería alinear sus precios internos con los internacionales ahora que gracias a la caída mundial ello es posible y dejar de actuar en este tema dentro de un mercado cerrado -propuso el ex secretario de Energía Jorge Lapeña-. El tema es de política económica y política energética. No debe quedar en la decisión de ninguna empresa petrolera, porque si se hiciera eso se correría el riesgo de dejar cautivo al consumidor argentino y generar ganancias extraordinarias para las petroleras y otros actores del sector fomentando ineficiencias y sobrecostos productivos."
En eso coincide Daniel Montamat, también ex secretario de Energía. "En Chile, Perú y otros países de la región los precios bajaron y en los países que siguen las referencias internacionales también. Nosotros quisimos aislarnos de los precios internacionales cuando subieron, pero esos precios se nos metieron por la ventana cuando tuvimos que importar. Ahora que bajan deberíamos retomar las referencias internacionales en petróleo y combustibles porque de no hacerlo vamos a entrar a subsidiar a las petroleras para que YPF muestre ganancias. Son las consecuencias contradictorias del populismo energético, que en el largo plazo siempre se da de bruces con la realidad", dijo.
Como en otros eslabones de la economía, la huella del kirchnerismo en la industria petrolera terminó por desacoplar los precios locales de los internacionales con el objetivo de moderar los aumentos. Así, las negociaciones que antes tomaban un valor variable ahora se hacen con un precio absoluto: tantos dólares por barril para tal fecha. Con la devaluación, además, las empresas que venden combustibles en pesos necesitan cada vez más dólares para pagar su materia prima. Ésa es la clave para entender otra ecuación: el petróleo puede bajar de precio en dólares, pero continuar aumentando para los consumidores finales.
Algunos memoriosos del sector trazaron una analogía incómoda para el Gobierno. A fines de los 70, la Argentina pasó por un período de dificultades cambiarias. El ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz, decidió pagar a los productores locales más que el precio internacional para evitar la importación.
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