Puede que conozcáis la historia del BMW M8, pero en cualquier caso os la contaré, para ir poniéndonos en antecedentes. La Serie 8 fue lanzada a finales de los años 80, y pronto descubrimos el tope de gama en el lujoso coupé alemán. Se llamaba 850i, y montaba el fantástico motor 5.0 V12 (denominado M70 de manera interna) que desarrollaba 300 CV de potencia. Destacaba por una sedosa entrega de potencia y un equilibrio sin parangón, a la prueba de la moneda me remito. En 1994 fue evolucionado, desarrollando 326 CV, llegando a los 5.4 litros de cilindrada y portando el código de denominación interna M73.
Pero la versión más interesante era el 850 CSi, desarrollado y producido a mano por BMW Motorsport, toda una garantía de éxito. Llevaba otro motor diferente, un 5.6 V12 denominado S70 capaz de desarrollar 380 CV y acelerar en sólo 6.0 segundos hasta los 100 km/h. Este GT de lujo fue dotado de una suspensión remozada (léase más rígida y con un set-up deportivo), una dirección un 15% más directa que el 850 CSi y un mayor feedback general al conductor. Pero digamos que era el Plan B de BMW Motorsport, ya que no les dejaron fabricar el verdadero M8, ante vuestros ojos.
En un movimiento histórico, tras más de 20 años cogiendo polvo en un almacén de BMW, ha sido presentado ayer a un selecto grupo de periodistas del motor en el BMW Museum de Munich. Los responsables de la marca llegaron a afirmar que el BMW M8 jamás había existido y que el único prototipo creado había sido destruido. Agradezco que nos hayan mentido, aunque el regalo llegue 20 años más tarde. Inicialmente fue un vehículo pensado para competir con Ferraris como el 456 GT, y su potencia no hubiese sido superada por otro BMW Motorsport hasta la llegada de los heréticos X5 M y X6 M.
Empezamos por los detalles más significativos, exteriormente advertimos que no tiene los clásicos faros escamoteables. Sólo los pequeños y estirados faros frontales, a ambos lados de los riñones clásicos de la calandra, reducidos a la mínima expresión. El M8 tiene una toma de refrigeración para los frenos delanteros, muy bien integrada en un paragolpes más aerodinámico que el que nos encontramos en otros Serie 8. Los pasos de rueda son más anchos – como todo buen Motorsport – y en el trasero se ubica una gran toma de aire vertical, probablemente para refrigerar algún componente.
Unas llantas oscuras contrastan con el color rojo del prototipo. El negro también está muy presente en un interior inédito hasta la fecha. Recubierto en Alcantara por todas partes – no es sólo una moda actual – es mucho más espartano que la habitual opulencia de los Serie 8. Dos bacquéts de fibra de carbono reemplazan a butacones de cuero y en la consola central el hueco del equipo de sonido lo ocupa más instrumentación. Los asientos traseros son inexistentes, con el motivo de ahorrar peso. Son técnicas de adelgazamiento similares a las practicadas por BMW con el M3 GTS.
Acoplado al cambio manual, llegamos a la parte más interesante: el motor. Se denominó S70, tenía 6 litros de cilindrada y una potencia estimada en nada menos que 550 CV. Sólo los X5 M y X6 M son más potentes, y por 5 CV. Imaginad la sensación que podría haber causado en 1990. Con los colectores y tapas de válvulas en fibra de carbono, destila potencia ya a simple vista. Como no había mercado para un coche así por aquella época, BMW no desperdició el trabajo realizado y continuó desarrollando el propulsor, que terminó montado con excelentes resultados en los McLaren F1.
Con potencias que alcanzaron los 627 CV gracias a McLaren, se llegó a elevar su potencia hasta más allá de los 700 CV en versiones especiales de competición, que giraban a más de 9.000 rpm. Así que esta es la historia del BMW M8, que se presente 20 años con retraso, pero quizá por ello me causa aún más impresión. Disfrutad de la galería en alta resolución.
Fuente y galeria de imagenes completa:http://www.diariomotor.com/2010/07/0...e-la-historia/
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