Como no recordarlo, si era ese pequeñito hombre canadiense, con su frase de cabecera: ¿Como podemos conocer los límites si no tratamos de sobrepasarlos? Puede ser discutida la teoría que Joseph Gilles Henri Villeneuve enarboló en toda su campaña deportiva pero no hay dudas de que la cumplió hasta el último segundo de esa vida que se apagó hace hoy tres décadas en los entrenamiento del Gran Premio de Bélgica.
Gilles Villeneuve no corrió (67) ni ganó (6) muchos Grandes Premios. Tampoco fue campeón. Sin embargo, lo entregado fue tan intenso que dejó un recuerdo que supera a muchas otras figuras e, incluso, a campeones. Entre ellos su hijo Jacques, que 15 años después de su muerte saldó la deuda de su padre, Deuda sólo en las estadísticas porque Gilles no corría con la obsesión del título. Corría para la gente. Por eso conquistó su corazón con hazañas que no siempre terminaron en triunfos pero que tuvieron un trofeo inoxidable como el recuerdo eterno. Un ejemplo: el duelo rueda a rueda con Arnoux en Francia 79.
También Gilles conquistó el corazón de un duro como Enzo Ferrari. Desde que lo vio, el Comendattore supo que era diferente y hasta lo comparó con Tazio Nuvolari (una figura de la Preguerra) por su estilo combativo. Por eso le dio la oportunidad de correr en su equipo con el antecedente de un solo Gran Premio. Por eso le perdonó la rotura de tantos autos y aguantó las criticas de la prensa italiana. Por eso lamentó su muerte.
Ese Villleneuve combativo, espectacular, “el “diablo más loco que tuvo la F 1” según Niki Lauda, era otro cuando se sacaba el antiflama. Tierno padre de sus hijos Jacques y Melanie e inseparable de su esposa Joanna (se conocían desde los 16 años), era amable, tranquilo y sencillo en el trato. Por esto también se lo recuerda y extraña a tres décadas de su adiós.
EL MEJOR HOMENAJE
Uno de los pilotos más espectaculares de la historia de la Fórmula 1, Gilles Villeneuve fue homenajeado hoy por Ferrari, a 30 años del accidente que le costara la vida en Zolder, Bélgica.
Su hijo, Jacques Villeneuve, le brindó el mejor homenaje, manejando el modelo 312T4 de 1979, con el cual su padre realizó algunas de sus mejores actuaciones en Fórmula 1.
Jacques manejó la Ferrari en el circuito de Fiorano, propiedad de la casa italiana.
En 1979, Gilles Villeneuve y su compañero, el sudafricano Jody Scheckter, conquistaron el campeonato de Construtores de Fórmula 1 para la Scudería. Esa misma temporada Scheckter logró el título y el canadiense fue subcampeón.
Gilles fue piloto Ferrari entre fines de 1977 y comienzos de 1982, hasta morir a los 32 años de edad. Villeneuve corrió 68 carreras en F1, com 6 victorias, 2 pole positions y 13 podios. El autódromo de Montreal, donde se disputa el GP actualmente, lleva su nombre.
Gilles Villeneuve no corrió (67) ni ganó (6) muchos Grandes Premios. Tampoco fue campeón. Sin embargo, lo entregado fue tan intenso que dejó un recuerdo que supera a muchas otras figuras e, incluso, a campeones. Entre ellos su hijo Jacques, que 15 años después de su muerte saldó la deuda de su padre, Deuda sólo en las estadísticas porque Gilles no corría con la obsesión del título. Corría para la gente. Por eso conquistó su corazón con hazañas que no siempre terminaron en triunfos pero que tuvieron un trofeo inoxidable como el recuerdo eterno. Un ejemplo: el duelo rueda a rueda con Arnoux en Francia 79.
También Gilles conquistó el corazón de un duro como Enzo Ferrari. Desde que lo vio, el Comendattore supo que era diferente y hasta lo comparó con Tazio Nuvolari (una figura de la Preguerra) por su estilo combativo. Por eso le dio la oportunidad de correr en su equipo con el antecedente de un solo Gran Premio. Por eso le perdonó la rotura de tantos autos y aguantó las criticas de la prensa italiana. Por eso lamentó su muerte.
Ese Villleneuve combativo, espectacular, “el “diablo más loco que tuvo la F 1” según Niki Lauda, era otro cuando se sacaba el antiflama. Tierno padre de sus hijos Jacques y Melanie e inseparable de su esposa Joanna (se conocían desde los 16 años), era amable, tranquilo y sencillo en el trato. Por esto también se lo recuerda y extraña a tres décadas de su adiós.
EL MEJOR HOMENAJE
Uno de los pilotos más espectaculares de la historia de la Fórmula 1, Gilles Villeneuve fue homenajeado hoy por Ferrari, a 30 años del accidente que le costara la vida en Zolder, Bélgica.
Su hijo, Jacques Villeneuve, le brindó el mejor homenaje, manejando el modelo 312T4 de 1979, con el cual su padre realizó algunas de sus mejores actuaciones en Fórmula 1.
Jacques manejó la Ferrari en el circuito de Fiorano, propiedad de la casa italiana.
En 1979, Gilles Villeneuve y su compañero, el sudafricano Jody Scheckter, conquistaron el campeonato de Construtores de Fórmula 1 para la Scudería. Esa misma temporada Scheckter logró el título y el canadiense fue subcampeón.
Gilles fue piloto Ferrari entre fines de 1977 y comienzos de 1982, hasta morir a los 32 años de edad. Villeneuve corrió 68 carreras en F1, com 6 victorias, 2 pole positions y 13 podios. El autódromo de Montreal, donde se disputa el GP actualmente, lleva su nombre.

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