El mundo automotriz dentro de 50 años
27/08/04
Serán rápidísimos, usarán energía más “limpia” que el petróleo y en vez de volante y pedales se manejarán con la mente.
Todo ejercicio de la imaginación sobre lo que nos depara el futuro no sólo es libre, sino también relativamente sencillo. Es fácil describir lo que va a pasar dentro de un tiempo lejano, total, tal vez ni
siquiera uno mismo esté presente cuando ese futuro llegue a ser el presente. En algunos casos de la literatura y otras artes, sin embargo, las premoniciones acerca de lo que el lejano futuro deparaba se transformaron en una sorprendente y cotidiana realidad. Tal es el caso del helicóptero, alguna vez bosquejado por Leonardo Da Vinci; el submarino, pensado por Julio Verne o cientos de casos más.
Cuando algún especialista hace un análisis sobre lo que vendrá, entonces, a veces quizá sea mejor prestarle atención. El periodista Dan Neil es un especialista del diario Los Angeles Times en el mundo automotriz. Tanto, que ganó el prestigioso premio Pulitzer por sus críticas. A él le encargaron que escriba sobre cómo será el auto dentro de 50 años. Aquí está su visión.
Los automóviles de 2054 serán bastante parecidos a los mostrados en la película Minority Report, de Steven Spielberg. Usarán células de combustible de hidrógeno, que serán baratas para los autos más económicos. Al estar estacionados, los automóviles que usen esta tecnología podrán incluso actuar como plantas de energía, suministrando electricidad para los hogares. No hay
Revolution
mucho de delirio en esto: luego del fracaso de los automóviles eléctricos y ante la seria posibilidad de una escasez de petróleo las grandes firmas automotrices están invirtiendo miles de millones de dólares en otras alternativas de energía, y el hidrógeno aparece como la que se lleva todos los premios.
En cuanto al diseño, estos vehículos parecerán más una prótesis humana, una especie de interfaz semi-orgánica entre el hombre y la máquina. No vendrá con volantes ni pedales, sino que tendrá asientos neuronales que leerán la mente del conductor y lo llevarán a donde este desee. No es algo tan delirante: basta pensar en la evolución que pueden llegar a tener tecnologías actuales como GPS, el detector de embotellamientos, la navegación automática, los sistemas de frenado automático, estacionamiento automático y los que detectan si el conductor se está quedando dormido. El chasis de estos vehículos estará diseñado de materiales especiales, derivados de la fibra del carbono, cuyas moléculas le otorgarán una gran fuerza y a la vez serán muy livianos. Un prototipo de vehículo creado con esta tecnología es el Revolution, de la Rocky Mountain Institute.
Como no podía ser de otra forma, serán muy pero muy rápidos. Tendrán formas aún más aerodinámicas que en la actualidad, contendrán “poros” que se abrirán cuando el bólido vaya realmente a una gran velocidad para ganar potencia y no habrá ventanillas rígidas de vidrio.
El mundo exterior se recreará a través de imágenes creadas a través de una especie de realidad virtual, que indicará los puntos más sobresalientes de la ruta. No habrá mucho para ver tampoco, porque en las grandes ciudades de los principales países industrializados el tráfico pasará a estar dentro de grandes túneles, donde los autos irán a velocidades mayores que los actuales trenes bala.
Todas estas predicciones están sustentadas por investigaciones y patentamiento de tecnologías que por ahora están en las gateras. Pero amenazan con volverse realidad. No por nada los gigantes del mundo automotriz destinan gran parte de su presupuesto a la investigación y desarrollo. Si con eso alcanza para vencer al escepticismo, basta pensar en los automóviles y el avance tecnológico de hace 50 años.
27/08/04
Serán rápidísimos, usarán energía más “limpia” que el petróleo y en vez de volante y pedales se manejarán con la mente.
Todo ejercicio de la imaginación sobre lo que nos depara el futuro no sólo es libre, sino también relativamente sencillo. Es fácil describir lo que va a pasar dentro de un tiempo lejano, total, tal vez ni
siquiera uno mismo esté presente cuando ese futuro llegue a ser el presente. En algunos casos de la literatura y otras artes, sin embargo, las premoniciones acerca de lo que el lejano futuro deparaba se transformaron en una sorprendente y cotidiana realidad. Tal es el caso del helicóptero, alguna vez bosquejado por Leonardo Da Vinci; el submarino, pensado por Julio Verne o cientos de casos más.
Cuando algún especialista hace un análisis sobre lo que vendrá, entonces, a veces quizá sea mejor prestarle atención. El periodista Dan Neil es un especialista del diario Los Angeles Times en el mundo automotriz. Tanto, que ganó el prestigioso premio Pulitzer por sus críticas. A él le encargaron que escriba sobre cómo será el auto dentro de 50 años. Aquí está su visión.
Los automóviles de 2054 serán bastante parecidos a los mostrados en la película Minority Report, de Steven Spielberg. Usarán células de combustible de hidrógeno, que serán baratas para los autos más económicos. Al estar estacionados, los automóviles que usen esta tecnología podrán incluso actuar como plantas de energía, suministrando electricidad para los hogares. No hay
Revolution
mucho de delirio en esto: luego del fracaso de los automóviles eléctricos y ante la seria posibilidad de una escasez de petróleo las grandes firmas automotrices están invirtiendo miles de millones de dólares en otras alternativas de energía, y el hidrógeno aparece como la que se lleva todos los premios.
En cuanto al diseño, estos vehículos parecerán más una prótesis humana, una especie de interfaz semi-orgánica entre el hombre y la máquina. No vendrá con volantes ni pedales, sino que tendrá asientos neuronales que leerán la mente del conductor y lo llevarán a donde este desee. No es algo tan delirante: basta pensar en la evolución que pueden llegar a tener tecnologías actuales como GPS, el detector de embotellamientos, la navegación automática, los sistemas de frenado automático, estacionamiento automático y los que detectan si el conductor se está quedando dormido. El chasis de estos vehículos estará diseñado de materiales especiales, derivados de la fibra del carbono, cuyas moléculas le otorgarán una gran fuerza y a la vez serán muy livianos. Un prototipo de vehículo creado con esta tecnología es el Revolution, de la Rocky Mountain Institute.
Como no podía ser de otra forma, serán muy pero muy rápidos. Tendrán formas aún más aerodinámicas que en la actualidad, contendrán “poros” que se abrirán cuando el bólido vaya realmente a una gran velocidad para ganar potencia y no habrá ventanillas rígidas de vidrio.
El mundo exterior se recreará a través de imágenes creadas a través de una especie de realidad virtual, que indicará los puntos más sobresalientes de la ruta. No habrá mucho para ver tampoco, porque en las grandes ciudades de los principales países industrializados el tráfico pasará a estar dentro de grandes túneles, donde los autos irán a velocidades mayores que los actuales trenes bala.
Todas estas predicciones están sustentadas por investigaciones y patentamiento de tecnologías que por ahora están en las gateras. Pero amenazan con volverse realidad. No por nada los gigantes del mundo automotriz destinan gran parte de su presupuesto a la investigación y desarrollo. Si con eso alcanza para vencer al escepticismo, basta pensar en los automóviles y el avance tecnológico de hace 50 años.
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