Pasada las 23.30, se conoció la dimisión del titular de Economía, cuya salida del gabinete había sido motivo de especulaciones en los últimos días. El nombre del sucesor surgió durante una reunión de urgencia en Olivos entre la Presidenta y miembros de su gabinete.
El ministro de Economía, Martín Lousteau, presentó esta noche su renuncia a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien luego de una charla con sus colaboradores en la Quinta de Olivos, decidió que el reemplazante sea el hasta ahora administrador federal de Ingresos Públicos, Carlos Fernández.
De esta manera, la Presidenta intentó desactivar una crisis más aguda en su gabinete, con el alejamiento del joven economista. Fuentes cercanas a Lousteau comentaron esta madrugada a LA GACETA.com que el ex ministro se alejó por diferencias en las políticas que aplicará la Casa Rosada. "Le pidió la renuncia", puntualizó el vocero.
Hombre cercano al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el sucesor de Lousteau hizo una meteórica carrera política ocupando distintos cargos durante la gestión kirchnerista. De muy buen trato con los funcionarios de Tucumán, Carlos Fernández vino a Tafí del Valle para encabezar una reunión del comité de Responsabilidad Fiscal, en 2005, cuando ocupaba la Subsecretaría de Relaciones con las Provincias. Desde entonces, su carrera en la función pública no se detuvo. Se hizo cargo de la Secretaría de Hacienda de la Nación, cuando por motivos de salud, Carlos Mosse debió abandonar esa tarea, en 2006.
Posteriormente, el kirchnerismo lo designó para sanear las cuentas del principal distrito electoral del país, siendo ministro de Economía de Buenos Aires.
En diciembre pasado, Alberto Fernández retornó al Poder Ejecutivo Nacional, como subsecretario de Evaluación Presupuestaria de la Jefatura de Gabinete.
A mediados del mes pasado, volvió a los primeros planos reemplazando a Alberto Abad, quien debió abandonar la AFIP envuelto en una polémica pelea con el titular de Aduanas, Ricardo Echegaray.
Carlos Fernández es un fusible dispuesto a pilotear cualquier barco en el que el kirhnerismo lo suba, señalan quienes los conocen. Reúne algunos requisitos más: es un hombre eminentemente técnico, de pocas palabras y casi trato nulo con los medios de prensa. Y tiene otro punto a su favor: es un hombre de estrecha confianza del ex presidente Néstor Kirchner.
El ministro de Economía, Martín Lousteau, presentó esta noche su renuncia a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien luego de una charla con sus colaboradores en la Quinta de Olivos, decidió que el reemplazante sea el hasta ahora administrador federal de Ingresos Públicos, Carlos Fernández.
De esta manera, la Presidenta intentó desactivar una crisis más aguda en su gabinete, con el alejamiento del joven economista. Fuentes cercanas a Lousteau comentaron esta madrugada a LA GACETA.com que el ex ministro se alejó por diferencias en las políticas que aplicará la Casa Rosada. "Le pidió la renuncia", puntualizó el vocero.
Hombre cercano al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, el sucesor de Lousteau hizo una meteórica carrera política ocupando distintos cargos durante la gestión kirchnerista. De muy buen trato con los funcionarios de Tucumán, Carlos Fernández vino a Tafí del Valle para encabezar una reunión del comité de Responsabilidad Fiscal, en 2005, cuando ocupaba la Subsecretaría de Relaciones con las Provincias. Desde entonces, su carrera en la función pública no se detuvo. Se hizo cargo de la Secretaría de Hacienda de la Nación, cuando por motivos de salud, Carlos Mosse debió abandonar esa tarea, en 2006.
Posteriormente, el kirchnerismo lo designó para sanear las cuentas del principal distrito electoral del país, siendo ministro de Economía de Buenos Aires.
En diciembre pasado, Alberto Fernández retornó al Poder Ejecutivo Nacional, como subsecretario de Evaluación Presupuestaria de la Jefatura de Gabinete.
A mediados del mes pasado, volvió a los primeros planos reemplazando a Alberto Abad, quien debió abandonar la AFIP envuelto en una polémica pelea con el titular de Aduanas, Ricardo Echegaray.
Carlos Fernández es un fusible dispuesto a pilotear cualquier barco en el que el kirhnerismo lo suba, señalan quienes los conocen. Reúne algunos requisitos más: es un hombre eminentemente técnico, de pocas palabras y casi trato nulo con los medios de prensa. Y tiene otro punto a su favor: es un hombre de estrecha confianza del ex presidente Néstor Kirchner.
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