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Microsoft Comprò la divisiòn mòviles de Nokia

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  • Microsoft Comprò la divisiòn mòviles de Nokia

    No porque sea algo sobre lo que se especulaba hace tiempo deja de ser inesperado. Nokia, la compañía que es un sinónimo de telefonía celular, que alguna vez tuvo la mitad del mercado mundial de celulares en sus manos, al que dominó en forma avasallante durante 15 años, dejará de existir como tal en 2014 (si no media algún conflicto legal o regulatorio). Microsoft pagará 7100 millones de dólares por su división de móviles . Ahora será una división más de otro gigante que, más o menos al mismo tiempo, fue el rey de la computación personal. Y que, como Nokia, está tratando de definir un futuro, porque el producto de su pasado no le ofrece más que un presente relativamente sólido.
    Nokia, en rigor, seguirá existiendo después de esa fecha: continuará como una empresa más pequeña, combinando su división de mapas HERE (nacida de la adquisición que hizo de Navteq en 2007; Microsoft será uno de sus clientes más grandes) con su división de infraestructura para redes (lo que supo ser Nokia Siemens Networks, hoy Nokia Network Solutions, después de que le compró a Siemens su parte hace un par de meses) y una parte de investigación y desarrollo (Tecnologías Avanzadas, se llama).
    Pero la parte que nos toca (incluyendo los más de 1500 millones de teléfonos Nokia que se han vendido en el mundo) será parte de Microsoft. Es difícil decidir si debe verse como algo positivo o negativo, aunque personalmente tiendo a ver el vaso medio vacío. Microsoft tiene buen hardware (los periféricos, la Xbox), mal hardware (su teléfono Kin) y hardware discutible (la Surface, que en algunos puntos es excelente y en otros no). A mí Windows Phone me parece muy bueno -y ha mejorado mucho en la versión 8- pero "muy bueno" no equivale, en este caso, a "mejor que Android o iOS" (tampoco peor). Es un problema que tienen otros contendientes, dicho sea de paso, como BlackBerry, Ubuntu, Firefox o Jolla.

    A la vez, el camino de Nokia hacia el éxito parecía estar tomando más de lo previsto.


    Con la transacción, baratísima (7100 millones de dólares) Microsoft gana muchísimo, por supuesto. Paga por entrar con gente experimentada en un segmento de la computación personal que le sigue siendo esquivo; paga por ingenieros con muchísima experiencia y capacidad para hacer excelente hardware; paga por licenciar patentes fundamentales; paga por una cadena de distribución que llega a todo el mundo; paga por gente que sabe, en general, qué funciona y qué no en el mundo móvil. Paga por un ejército que le permite transformarse en un jugador mucho más vertical (es decir, quehace su propio software y hardware), como el propio Ballmer había avisado hace ya un año, al estilo de Apple. Paga por quedarse con el segundo mayor fabricante de celulares del mundo.

    Con esta compra, MIcrosoft logra su objetivo de hacerse más vertical (es decir, crear su software y su hardware) al estilo de Apple
    Pero con la adquisición se perderá una compañía que podía pensar más allá de lo que proponía Microsoft y sumarle cosas, una visión diferente, lateral; no está asegurado que vaya a poder hacer el mismo aporte a futuro. Y hay que ver qué dirán los otros jugadores de Windows Phone, muy menores pero jugadores al fin.
    Según el acuerdo, Microsoft tiene la licencia de la marca Nokia para dispositivos móviles por los próximos diez años también las marcas Lumia y Asha.
    Recortes y reconversión

    Pero volvamos a Nokia, que había hecho, a partir de su decisión de sumarse al universo de Microsoft en 2011, una reconversión feroz (en buena medida necesaria) y parecía estar finalmente saliendo a flote, con ventas de móviles Lumia en crecimiento (7,4 millones en el último trimestre, un progreso sostenido por varios trimestres ya), aunque le quedaba un largo camino. La buena noticia es que los enormes fondos de Microsoft asegurarán que las ideas de los finlandeses sobre cómo debe ser un smartphone con Windows Phone tengan tiempo para desarrollarse (más allá de si llegan a buen puerto o no).
    La ira de los muchos que todavía apoyaban a Nokia caerá, irremediablemente, sobre Stephen Elop, el ex CEO de Nokia, antes ejecutivo de Microsoft, que ahora volverá a ser. un ejecutivo de Microsoft. Será justificada sólo en parte.
    Elop habrá hecho algunas cosas bien, algunas cosas mal. Quizá si hubiera sido un genio indómito de los negocios y la tecnología habría logrado algo diferente. Pero le dieron a controlar un golem de barro, no de roca.

    Stephen Elop será para muchos un traidor, pero no le dieron un violín de sonido magnífico, sino uno muy desafinado
    Sí, cuando asumió el comando de Nokia la compañía era la número uno en todos los frentes en los que participaba. Pero Nokia tenía el primer puesto mientras caía en picada por lo alto que había trepado. Elop no hubiera podido evitar eso.
    En otro texto toqué el tema con más detalle pero básicamente: Nokia era una empresa extremadamente eficiente para la producción, pero extremadamente ineficiente para el diseño.
    Las historias, salidas a la luz después de 2011, lo demuestran: una compañía con feudos, con jefes que hacían la plancha, con equipos compitiendo para desarrollar un mismo componente -la idea era que triunfara el mejor, pero esto implicaba enormes gastos-, con líneas de smartphones que no compartían ni la misma versión del sistema operativo ni las mismas herramientas dentro del sistema operativo ni el mismo hardware; con un sistema operativo -Symbian- que estaba hecho a los ponchazos, que tenía múltiples problemas conocidos, y que nadie arreglaba (total, las ventas seguían creciendo), como puede leerse en esta nota y en esta nota (ambas en inglés).
    Entre 2004 y 2007 (es decir, en su mejor momento, y previo al iPhone) la compañía finlandesa invirtió en Investigación y Desarrollo nueve veces más que todo Apple . Difícil justificar el gasto.
    Elop llegó a dirigir Nokia en 2011 (después de que Nokia había perdido mucho, mucho tiempo, rehaciendo Symbian), pero no fue un advenedizo, un topo que se hizo pasar por otra cosa y ascendió en las filas de Nokia para darle su estocada; fue el directorio de Nokia el que lo llamó a su trabajo en Microsoft (a él y, uno supone, a otros contendientes). Fue ese directorio el que eligió a un hombre que, a todas luces, tendría una visión más cercana a Microsoft.
    La decisión de abandonar Symbian y MeeGo (el sistema operativo basado en Linux que es el corazón del N9 y que debía ser el futuro de la compañía) puede leerse, de nuevo, como una traición; en los papeles, la estrategia era clara, ordenada, con gran futuro. En la práctica venía lenta y con múltiples problemas, según cuentan sus protagonistas ( link en inglés ).
    Con los ojos de 2010

    La estrategia de Elop, desarrollada en la segunda mitad de 2010, debe verse en el contexto de esa época. Apple y Google ya eran los reyes, más allá de qué compañía fuera la que vendía más teléfonos. Como ejecutivo de alto rango de Microsoft, Stephen Elop tenía clarísimo lo que la compañía preparaba tanto para los móviles como para la PC. Y Windows 8 tenía, entonces, un futuro muy promisorio. Tenía bastante sentido -más para él- sumarse a ese carro y no al de Android, que por ese entonces era mucho más caótico y fragmentado.
    Google y Nokia tuvieron conversaciones para que la compañía se sumara a Android; así lo dijo Eric Schmidt, entonces CEO de Google. Un punto de probable conflicto habrán sido los mapas, una de las joyas de la corona finlandesa y, también, del gigante de las búsquedas.
    Android también tenía, por ese entonces, un aura de futuro complejo, con múltiples demandas cruzadas entre diversas empresas. Sí, las patentes de Nokia suponían un blindaje fenomenal. Pero ir por el camino de Microsoft permitía suponer una travesía más tranquila, en lo que a sistemas operativos refiere. Finalmente todos terminaron arreglando también con Microsoft, que hoy gana más por licencias que le pagan los fabricantes de Android que por ventas de licencias de Windows Phone.
    Así que Elop merece, quizás, el odio de buena parte del mundo móvil. Pero hay un enorme, enorme número de ejecutivos de Nokia que son los responsables de que la compañía no tuviera, a 4 años de aparecido el iPhone (y casi de inmediato, Android) una respuesta sólida, igual de sofisticada, flexible, etcétera.
    Retrospectivamente, Android parece el camino que Nokia debería haber seguido o, si Google no era lo suficientemente flexible con el tema mapas, hacer la gran Amazon: tomar Android (que es un Linux de código abierto), sacarle todo lo que hiciera referencia a Google, mantener la compatibilidad para que la tienda de aplicaciones no fuera un problema y ponerle encima su propia interfaz de usuario. Amazon lo hizo, algunos fabricantes chinos lo hacen. Nokia podía hacerlo.
    Las perspectivas entonces eran, para el mundo Windows, mucho más positivas; y con Windows 8 exitoso Windows Phone habría tenido mejor adopción, y viceversa. Un camino sólido para Nokia. Pero (dicho esto con el diario del lunes, claro) Android le hubiera dado quizás más margen para la diferenciación.
    Windows Phone tiene una virtud y una limitación: todos los equipos comparten el hardware base y la interfaz de usuario. Es bueno porque cualquier Windows Phone funciona tan bien como el resto. Quiero decir: es a propósito. Si Samsung y HTC se hubieran metido con más fuerza en Windows Phone, la carrera habría sido la misma que la de las PC (que se parecen cada vez más), y similar a la que se da hoy en Android, donde todos los equipos se parecen. Pero al menos Nokia estaría con el sistema operativo victorioso.
    En Nokia siempre han dicho que eligieron ir por Windows Phone porque no creían poder competir con Samsung en Android, pero si Samsung -que tiene la capacidad para hacerlo- hubiera decidido meterse más de lleno en Windows Phone, Nokia habría tenido el mismo problema, con el agravante de estar en un ecosistema mucho más rígido.
    No importa: es una discusión que no lleva a nada. Las compañías, aunque a veces se olvide, están comandadas por personas que, por muy inteligentes y capacitadas que sean, son falibles. Así que le daré el beneficio de la duda a Elop y al resto del alto mando finlandés y preferiré creer que simplemente no pudo estar a la altura de las circunstancias (si es que había algo para salvar; si es que alguien podía estarlo) antes que suponer que fue todo una maniobra orquestada para hundir a Nokia; Microsoft pagó poco por la compañía, pero compra un jugador que todos respetan pero que está muy atrasado en la carrera. Le queda un camino larguísimo.
    Como fuere, en febrero de 2011 Stephen Elop dio por terminada la aventura europea en telefonía móvil , y este es el epílogo.
    Con la desaparición de Nokia como fabricante independiente se perderá una voz rica, distinta, con otra mirada; y la informática personal se polarizará todavía más entre Estados Unidos y Asia. Porque lo que mató a Nokia -aunque la compañía haya sido una de las primeras en advertirlo- fue precisamente la transformación de los celulares (donde el hardware es clave, y donde Nokia dominaba el juego) en computadoras de bolsillo, donde lo que vale es la flexibilidad del software, un área donde la compañía finlandesa no estuvo cómoda hasta recién sus últimos años..
    Por Ricardo Sametband | LA NACION


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