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El piloto francés, que será navegado por Daniel Elena, va por la tan ansiada primera victoria en el Dakar 2018, en lo que podría ser su última participación ante la salida de Peugeot.
Sebastien Loeb cree que es su "última oportunidad" de ganar el Dakar luego de que Peugeot anunciará que la edición de 2018 será la última en la que tomará parte.
Para el francés será su tercera participación: en 2016 estaba ganando antes de tener un accidente y en 2017 volvió a liderar, pero se quedó sin la victoria por un problema mecánico que apagó su Peugeot 3008 DKR durante 26 minutos a dos etapas del final.
"Para mí es ahora o nunca. Es mi última oportunidad de ganarlo. Hay muchos factores que entran en juego. Es largo y puedes perderlo todo rápidamente, en especial por el retorno de las dunas. La inclusión de más etapas con dunas es algo positivo por la imagen que tiene la gente de esta carrera. Por otro lado, es un tipo de terreno con el que no estoy familiarizado. En este sentido, es algo que claramente no está a mi favor", afirmó Loeb, que será navegado por Daniel Elena.
"El año pasado se vio que tenemos capacidad para ganar. Daniel hizo un buen trabajo con la navegación. Es motivador. Sabemos que podemos hacerlo y vamos con el objetivo de ganar. En cuanto al auto es más estable, más cómodo de manejar. Nos da más confianza y, por lo tanto, podremos atacar un poco más", agregó quién acumula nueve triunfos en etapas.
Subí que te llevo
Como este año, José Blangino volverá a desafiar al Dakar con el Rastrojero y su equipo de cinco personas. Hoy viajó a Lima, desde Córdoba, por tierra.
El Dakar es así, antagónico, raro, distinto. El raid más duro del mundo tiene en competencia, en cada edición, a enormes y acaudaladas escuadras en las que los bolsos que Josesito López revoleó en el convento servirían para pagar propinas. Pero también están los equipos pequeños, hechos a pulmón, que transitan los mismos caminos, pero con objetivos completamente distintos. Mientras los poderosos Toyota, Peugeot o MINI van por el éxito entre los autos, otros sueñan con dar la vuelta y ganarle al Dakar. En este grupo está el cordobés José Blangino, dueño de una fábrica de mosaicos emplazada en Monte Cristo, una pequeña localidad cordobesa, ubicada a 25 kilómetros de la capital provincial (sobre la ruta 19) y que tiene poco más de 10.000 habitantes según el último censo.
La historia de Blangino es como la de tantos intrépidos que se le animan al Dakar, pero tiene un punto saliente: corre con un Rastrojero. Este año ya lo puso a prueba en la edición que unió Asunción con Buenos Aires y fue la gema de la carrera con su 36º puesto final que dejó boquiabierto a más de uno. Un Rastrojero en desuso de 1966 fue la partida de nacimiento de este vehículo que se construyó en el taller que Blangino tiene a pocas cuadras de su fábrica. De esa matriz se logró diseñar el auto para el Dakar, impulsado por un poderoso motor de Chevrolet Camaro, un V8 de 300 hp. “Llega a 227 km/h, ahí corta. Lo probé en una vuelta por la ruta, pero no es para andar a esa velocidad en la tierra. Lo máximo que llegué es 195 km/h en una parte de Bolivia que era recta”, le cuenta José a Olé.
-¿Por qué decidiste armar un Rastrojero?
-Iba a armar un Jeep o una Estanciera, pero son autos estadounidenses. Entonces me volqué por el restrojero que es algo bien cordobés, porque se diseñó y construyó acá. Nunca pensé que a la gente le iba a gustar tanto. Por acá, entre la gente del campo, son muchos los que tuvieron un rastrojerito.
-¿Cómo es el trabajo en el Rastrojero durante el año?
-Yo tengo el taller a tres cuadras de la fábrica y trabajo a la noche o los sábados y domingos. En estos últimos tres meses estuve a full con mi familia que me ayuda muchísimo. Y mi mujer también, que corría conmigo pero como ahora tenemos un bebé, no puede correr. Pero somos todos muy apasionados de esto.
-En la ciudad deben estar todos revolucionados.
-En realidad ya están acostumbrados porque desde chico que estoy con los fierros.
-¿Cómo se conforma tu equipo y cómo es la logística para la carrera?
-La logística es muy chiquita. Yo veía el equipo Peugeot, que cargó 22 vehículos en el barco, entre los autos de carrera y de asistencia. Nosotros somos los que ves acá. Somos cinco con mi copiloto y me acompaña mi hijo. Y vamos con un camioncito que tengo y todos juntos nomás.
-¿Cinco nada más?
-Sí, eso es todo. Vamos mi copiloto Fernando, mi amigo Chispita, que se encarga de la parte eléctrica, mi hijo y Nicolás, un chico de la fábrica que maneja el camioncito. Eso es todo.
El Dakar 2018 comenzará el 6 de enero en Lima, Perú. Los pilotos que están en el grupo de las escuadras acaudaladas, llegarán en avión, descansados y listos para la batalla en las duras dunas peruanas. Para Blangino, la travesía arrancó hoy. Su hija cumplió 15 años y consiguió salón para festejarlo anoche. Terminada la fiesta, todos al camión y GPS para Lima. “Pude conseguir salón para hacerle la fiesta antes de irnos. Justito”, cuenta Blangino.
-¿Cómo es el viaje hasta Lima?
-En el 2013, que también se largó desde Lima, fui por tierra con mi esposa y le pusimos tres días de viaje. Mirá, desde Monte Cristo hasta el vivac de Lima hay 3.125 kilómetros. Así allá iremos con el camioncito, llevando el Rastrojero.
-¿Y cuántas paradas van a hacer?
-Donde nos agarre la noche o tengamos sueño, pararemos y dormiremos.
-¿Y durante el Dakar meten algún hotel o paran todo el tiempo en el vivac?
-No, nada de hotel. Nosotros dormimos en carpas en el campamento.
-Este año tuvieron una gran carrera y terminaron 36º. ¿Cuál es el objetivo para este Dakar que se viene?
-Mi expectativa es llegar. Hay que ir paso a paso. Si yo pierdo diez minutos no es nada para el puesto en el que voy. El tema es no romper algo que nos deje tirados.
UN AUTO BIEN CORDOBÉS
El ingeniero Raúl Gómez es el padre del Rastrojero, que nació en Córdoba en 1952. Se fabricó en IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado). En los inicios tenía la versión naftera (motor Willys Overland de tres velocidades y 60 hp) y el diesel (motor Borgward D4M 1,8 de cuatro marchas y 42 hp). Luego, ya en la década del 70, llegarían los impulsores Indenor XD 4.88 (diesel). Hubo versiones furgón, pick-up (con caja de madera o metálica) y rural. Y hasta un Conosur, cerrado, que se utilizó como taxi. En el campo era muy utilizado, hasta que se dejó de fabricar en 1979.
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